Hijo de este Jofre Gileberto de Cruilles debió ser
Jofre Gileberto de Cruilles segundo del nombre, que es el propio caballero que
menciona el «Rey de Aragón en 1285 ordenando a Bernardo de Castellpoilque le pague
los 2.000 sueldos anuales que el Obispo de Lérida le había consignado sobre los réditos
de la mensa episcopal, y un año más tarde el mismo Monarca envía un seguro a dicho
Jofre para que se incorpore a su real persona y no sea detenido en su viaje por el noble
Berenguer de Entenza, con quien estaba enemistado. También idus de abril de 1270 le
concede al Infante licencia para entregar a su mujer, María Ferrando, el castillo de
Corbera, en concepto de dote.
Esto no obstante, no puede asegurarse con exactitud sea este caballero a quien
se refieren las noticias biográficas antes citadas, pues la identidad de nombres de él y de
su padre y la dilatada vida de éste, que aun vivía en 1294, cuando hizo testamento su
hermano Gilaberto, llamado el Grande, originan confusión en los hechos de ambos
personajes.
VII. Gilaberto de Cruilles y de Bestracá
Séptimo Señor feudal de los Castillos de Cruilles, peratallada, Bagur y Calonge
apellidado el Grande por los antiguos genealogistas, nació en Santa Eulalia de Cruilles,
cuna de sus ascendientes, en cuyo territorio contrajo nobilísimos esponsales con Doña
Guillermina de Peraltallada, carlana o castellana de este antiquísimo feudo con su
Castillo, hermana de Mencia, monja profesa del Monasterio de San Daniel, de Gerona, e
hijas ambas de Poncio, Señor en parte, del territorio de Peraltallada, que había adquirido
este Castillo con los demás derechos y honores a él anexos, por 8.000 sueldos
barceloneses, para Gilaberto de Cruilles, su yerno.
Fue Gilaberto de Cruilles uno de los grandes Señores de su tiempo, que, tanto
por sus cuantiosos bienes como por sus prendas personales gozó de gran favor en la
Corte aragonesa y en su dilatada vida sirvió lealmente a cuatro soberanos, a saber: a
Don Jaime I, el Conquistador, a Don Pedro el Grande, a Don Alfonso III y a Don
Jaime II, el Justo.
Buena prueba de lo que distinguieron los monarcas aragoneses a su fidelísimo
vasallo son los regalos, donativos y obsequios que en distintas ocasiones le hicieron; asi
vemos que en el mes de febrero de 1260 ordena Don Jaime I al Baile de Zaragoza haga
comprar un caballo para Don Gilaberto, y en 1285 el Rey Don Pedro manda a
Arnaldo de Batista que se compre el caballo de Carroz, Señor de Rebollet, y se le
entregue al referidoCruilles.
De la amistad estrecha y confianza reciproca que existió entre los Soberanos
aragoneses y este su gran servidor y privado son testimonio el sinnúmero de cartas
reales en las que consta acudían unos a otro y viceversa, en sus apuros pecuniarios; así,
en febrero de 1260, confiesa Don Gilaberto deber al Rey Don Jaime 8.000 sueldos,
por lo que le otorga en garantía las rentas del castillo de Cruilles. En 1287 concede el
propio Monarca un débito de cierta cantidad por el préstamo que Don Gilaberto había
hecho a la Infanta Dona Constanza, y en 13 de julio de 1284 ordena el soberano a
Pedro Marqués entregue al mismo Cruilles y a su consorte Doña Guillermina 28.000
sueldos barceloneses y se les recoja la vajilla de plata que tenían en prenda.
Constantemente aparece el nombre de este ilustre Señor feudal en los
documentos reales coetános; en 18 de enero de 1257 firma en Valencia Gilaberto de
Cruilles con el Soberano y otros altos magnates un privilegio dando franquicia a los
hombres del obispo y cabildo de aquella ciudad; en 1270 ordena el Monarca al baile de
Alcira y a Jaime de Linars que tomen a préstamo la cantidad de 10.000 sueldos que
debía a los písanos, según la orden de Cruilles: en septiembre del propio año le concede
un vitalicio sobre las carnicerías de Valencia, y en diciembre le hace donación del real
sitio de Benibixcar en el termino de Gandia, a cambio del castillo de Novata. En 1272 le
otorga un horno en la barbacana de Valencia, a censo de cinco morabalienes: en 1274 le
convoca el Soberano a las Cortes del reino; diez años más tarde le encomienda la guarda
del castillo de Santa Línea, con sus derechos y rentas, y por ultimo aparece la firma de
este gran Señor catalán en documento tan importante como la declaración de sucesor a
la Corona hecha por el Rey Don Pedro en favor de su hijo Don Alfonso (1), cuyo
documento figura autorizado por los tres personajes mas calificados de la época en cada
reino, o sea Blasco Pérez de Azlor, rico hombre aragonés; Juan de Proxita, grande
siciliano yGilaberto de Cruilles alto magnate catalán.
No hay realmente, como dice un moderno escritor, pacto, convenio, alianza o
suceso memorable coetáneo en que no figure el nombre preclaro de este poderoso Señor
de vasallos autorizándole; asi, le vemos en 1266 de embajador al Pontífice Honorio; en
3 de las idus de septiembre de 1270 es enviado con el mismo cargo para ajustar las
paces con el Rey de Navarra; en 1278, con el Conde de Foix, y en siete de las Kalendas
de mayo de 1279 fue de embajador a Francia. En 1284 firma Cruilles como testigo el
convenio entre Pedro el Grande y el Rey de Túnez: al año siguiente Jaime II le confiere
nuevamente el nombramiento de embajador para negociar la paz con la Santa Sede; en
1287 es enviado por Don Alfonso II a la Provenza, en el real servicio, con Don Pedro de
Costa tres años después vuelve de embajador al monarca francés y también a Inglaterra
para concertar la paz entre los príncipes cristianos.
Jofre Gileberto de Cruilles segundo del nombre, que es el propio caballero que
menciona el «Rey de Aragón en 1285 ordenando a Bernardo de Castellpoilque le pague
los 2.000 sueldos anuales que el Obispo de Lérida le había consignado sobre los réditos
de la mensa episcopal, y un año más tarde el mismo Monarca envía un seguro a dicho
Jofre para que se incorpore a su real persona y no sea detenido en su viaje por el noble
Berenguer de Entenza, con quien estaba enemistado. También idus de abril de 1270 le
concede al Infante licencia para entregar a su mujer, María Ferrando, el castillo de
Corbera, en concepto de dote.
Esto no obstante, no puede asegurarse con exactitud sea este caballero a quien
se refieren las noticias biográficas antes citadas, pues la identidad de nombres de él y de
su padre y la dilatada vida de éste, que aun vivía en 1294, cuando hizo testamento su
hermano Gilaberto, llamado el Grande, originan confusión en los hechos de ambos
personajes.
VII. Gilaberto de Cruilles y de Bestracá
Séptimo Señor feudal de los Castillos de Cruilles, peratallada, Bagur y Calonge
apellidado el Grande por los antiguos genealogistas, nació en Santa Eulalia de Cruilles,
cuna de sus ascendientes, en cuyo territorio contrajo nobilísimos esponsales con Doña
Guillermina de Peraltallada, carlana o castellana de este antiquísimo feudo con su
Castillo, hermana de Mencia, monja profesa del Monasterio de San Daniel, de Gerona, e
hijas ambas de Poncio, Señor en parte, del territorio de Peraltallada, que había adquirido
este Castillo con los demás derechos y honores a él anexos, por 8.000 sueldos
barceloneses, para Gilaberto de Cruilles, su yerno.
Fue Gilaberto de Cruilles uno de los grandes Señores de su tiempo, que, tanto
por sus cuantiosos bienes como por sus prendas personales gozó de gran favor en la
Corte aragonesa y en su dilatada vida sirvió lealmente a cuatro soberanos, a saber: a
Don Jaime I, el Conquistador, a Don Pedro el Grande, a Don Alfonso III y a Don
Jaime II, el Justo.
Buena prueba de lo que distinguieron los monarcas aragoneses a su fidelísimo
vasallo son los regalos, donativos y obsequios que en distintas ocasiones le hicieron; asi
vemos que en el mes de febrero de 1260 ordena Don Jaime I al Baile de Zaragoza haga
comprar un caballo para Don Gilaberto, y en 1285 el Rey Don Pedro manda a
Arnaldo de Batista que se compre el caballo de Carroz, Señor de Rebollet, y se le
entregue al referidoCruilles.
De la amistad estrecha y confianza reciproca que existió entre los Soberanos
aragoneses y este su gran servidor y privado son testimonio el sinnúmero de cartas
reales en las que consta acudían unos a otro y viceversa, en sus apuros pecuniarios; así,
en febrero de 1260, confiesa Don Gilaberto deber al Rey Don Jaime 8.000 sueldos,
por lo que le otorga en garantía las rentas del castillo de Cruilles. En 1287 concede el
propio Monarca un débito de cierta cantidad por el préstamo que Don Gilaberto había
hecho a la Infanta Dona Constanza, y en 13 de julio de 1284 ordena el soberano a
Pedro Marqués entregue al mismo Cruilles y a su consorte Doña Guillermina 28.000
sueldos barceloneses y se les recoja la vajilla de plata que tenían en prenda.
Constantemente aparece el nombre de este ilustre Señor feudal en los
documentos reales coetános; en 18 de enero de 1257 firma en Valencia Gilaberto de
Cruilles con el Soberano y otros altos magnates un privilegio dando franquicia a los
hombres del obispo y cabildo de aquella ciudad; en 1270 ordena el Monarca al baile de
Alcira y a Jaime de Linars que tomen a préstamo la cantidad de 10.000 sueldos que
debía a los písanos, según la orden de Cruilles: en septiembre del propio año le concede
un vitalicio sobre las carnicerías de Valencia, y en diciembre le hace donación del real
sitio de Benibixcar en el termino de Gandia, a cambio del castillo de Novata. En 1272 le
otorga un horno en la barbacana de Valencia, a censo de cinco morabalienes: en 1274 le
convoca el Soberano a las Cortes del reino; diez años más tarde le encomienda la guarda
del castillo de Santa Línea, con sus derechos y rentas, y por ultimo aparece la firma de
este gran Señor catalán en documento tan importante como la declaración de sucesor a
la Corona hecha por el Rey Don Pedro en favor de su hijo Don Alfonso (1), cuyo
documento figura autorizado por los tres personajes mas calificados de la época en cada
reino, o sea Blasco Pérez de Azlor, rico hombre aragonés; Juan de Proxita, grande
siciliano yGilaberto de Cruilles alto magnate catalán.
No hay realmente, como dice un moderno escritor, pacto, convenio, alianza o
suceso memorable coetáneo en que no figure el nombre preclaro de este poderoso Señor
de vasallos autorizándole; asi, le vemos en 1266 de embajador al Pontífice Honorio; en
3 de las idus de septiembre de 1270 es enviado con el mismo cargo para ajustar las
paces con el Rey de Navarra; en 1278, con el Conde de Foix, y en siete de las Kalendas
de mayo de 1279 fue de embajador a Francia. En 1284 firma Cruilles como testigo el
convenio entre Pedro el Grande y el Rey de Túnez: al año siguiente Jaime II le confiere
nuevamente el nombramiento de embajador para negociar la paz con la Santa Sede; en
1287 es enviado por Don Alfonso II a la Provenza, en el real servicio, con Don Pedro de
Costa tres años después vuelve de embajador al monarca francés y también a Inglaterra
para concertar la paz entre los príncipes cristianos.