A diferencia de otros
monasterios benedictinos, la sala capitular, el refectorio, el dormitorio y el resto de estancias monásticas no se dispusieron en torno al
claustro, debido a que el cauce del
río impedía su desarrollo, por lo que se construyeron en una edificación independiente, paralela a la panda oeste del mismo, junto a los pies de la
iglesia.