¿Recuerdas cuando eras niño? ¿recuerdas cuando eras niña? ¡vamos! sí que lo recuerdas…
Espera, para un momento, no leas más, cierra los ojos, sonríe, ¡venga! cierra un segundo los ojos y piensa… ¿te acuerdas?
Vete un poco más atrás, un poco más… busca, está ahí… ¿no lo ves? Sí, sí lo ves…
¿Qué estás viendo? apuesto lo que quieras a que ves ilusiones, inocencia, asombro, ¡emoción! ¿recuerdas?
Puede que recuerdes cualquier cosa, pero seguro que lo que más y mejor recuerdas es la intensidad de la vida en todo su esplendor, en un momento en que todo era importante, y te entusiasmabas con multitud de cosas a las que te has acostumbrado…
Te acostumbras, te acostumbras a la vida porque no te detienes un momento a disfrutarla, te llenas de esas cosas de mayores, y te pierdes a ti mismo…
A veces la cotidianidad inunda el tiempo con sus costumbres, a veces contemplas la vida de los otros en una caja tonta, te olvidas de vivir la tuya propia, y acabas los días agotado ante tanto peso y tanta seriedad.
¿Te digo una cosa? Escucha, escucha atento, porque te lo voy a decir muy bajito…
Cierra los ojos de nuevo, agudiza el oído y escucha un susurro que dice: -”Vive…”-
Vive y disfruta de lo pequeño, de lo que es gratis, olvídate del dinero y sal a pasear, encuentra de nuevo una flor y detente a contemplarla, observa el vuelo de una paloma, una pega, una cigüeña,… ¡qué más da! pero detente…
No corras.
Camina. Pasea, con la cámara de tus ojos, captando imágenes que guardarás en el cofre de tus recuerdos, y quién sabe si, tal vez algún día, relatarás en forma de palabras…
No corras… ¡o mejor corre! pero si vas a correr, ¡qué sea de verdad! Cánsate, juega, llega agotado y respira hondo…
Respira profundamente y sorpréndete al descubrir, aromas de mil colores, salpicar de vitalidad, alma, cuerpo y corazón…
Sonríe más y llora menos, que la vida tiene cosas muy bonitas, y aunque las feas sean muy feas, las bonitas siempre son bonitas.
Y recuerda, siempre recuerda, que todavía puedes acerarte al río, salpicar a un amigo y reírte a carcajada limpia; todavía puedes hacer una excursión a la montaña y deleitarte con la naturaleza que a tu paso encuentres…
Y todavía, aunque a veces se te olvide, puedes contemplar hermosos atardeceres, que despiden la luz y el calor del sol, hasta un nuevo amanecer…
Que no se te olvide: hay cosas que se ven con el alma…
(ME GUSTO Y PIENSO QUE A VOSOTR@S TAMBIEN PUEDE) ... (ver texto completo)
Espera, para un momento, no leas más, cierra los ojos, sonríe, ¡venga! cierra un segundo los ojos y piensa… ¿te acuerdas?
Vete un poco más atrás, un poco más… busca, está ahí… ¿no lo ves? Sí, sí lo ves…
¿Qué estás viendo? apuesto lo que quieras a que ves ilusiones, inocencia, asombro, ¡emoción! ¿recuerdas?
Puede que recuerdes cualquier cosa, pero seguro que lo que más y mejor recuerdas es la intensidad de la vida en todo su esplendor, en un momento en que todo era importante, y te entusiasmabas con multitud de cosas a las que te has acostumbrado…
Te acostumbras, te acostumbras a la vida porque no te detienes un momento a disfrutarla, te llenas de esas cosas de mayores, y te pierdes a ti mismo…
A veces la cotidianidad inunda el tiempo con sus costumbres, a veces contemplas la vida de los otros en una caja tonta, te olvidas de vivir la tuya propia, y acabas los días agotado ante tanto peso y tanta seriedad.
¿Te digo una cosa? Escucha, escucha atento, porque te lo voy a decir muy bajito…
Cierra los ojos de nuevo, agudiza el oído y escucha un susurro que dice: -”Vive…”-
Vive y disfruta de lo pequeño, de lo que es gratis, olvídate del dinero y sal a pasear, encuentra de nuevo una flor y detente a contemplarla, observa el vuelo de una paloma, una pega, una cigüeña,… ¡qué más da! pero detente…
No corras.
Camina. Pasea, con la cámara de tus ojos, captando imágenes que guardarás en el cofre de tus recuerdos, y quién sabe si, tal vez algún día, relatarás en forma de palabras…
No corras… ¡o mejor corre! pero si vas a correr, ¡qué sea de verdad! Cánsate, juega, llega agotado y respira hondo…
Respira profundamente y sorpréndete al descubrir, aromas de mil colores, salpicar de vitalidad, alma, cuerpo y corazón…
Sonríe más y llora menos, que la vida tiene cosas muy bonitas, y aunque las feas sean muy feas, las bonitas siempre son bonitas.
Y recuerda, siempre recuerda, que todavía puedes acerarte al río, salpicar a un amigo y reírte a carcajada limpia; todavía puedes hacer una excursión a la montaña y deleitarte con la naturaleza que a tu paso encuentres…
Y todavía, aunque a veces se te olvide, puedes contemplar hermosos atardeceres, que despiden la luz y el calor del sol, hasta un nuevo amanecer…
Que no se te olvide: hay cosas que se ven con el alma…
(ME GUSTO Y PIENSO QUE A VOSOTR@S TAMBIEN PUEDE) ... (ver texto completo)