Al parecer, el actual
castillo de Monteclaro se asienta sobre restos antiquísimos de una antigua
torre romana. Las primeras referencias documentales de este castillo datan del año 981. Pero la torre romana que forma una parte del castillo es mucho anterior.
La leyenda cuenta que las batallas que se dirimieron en sus proximidades frente a los musulmanes fueron de una gran dureza. "Nos dice la leyenda que, el señor de Monteclaro, era uno de los más bravos guerreros que la
historia nos ha dado. Su encarnecida lucha contra los sarracenos, y sus victorias incesantes, le dieron una aureola de grandeza y señorío entre las tropas cristianas y, por contra, un acentuado y real temor entre los sarracenos, los cuales, si sabían que al frente de las tropas cristianas iba el señor de Monteclaro, temblaban.
Los prisioneros que hizo en sus batallas se habían de contar por centenares de centenares; no había duda de que era el terror viviente de los árabes, al menos así lo hemos de deducir por lo que todo el mundo cuenta y por sus obras.
Tantos y tantos prisioneros llegó a hacer que no cabían dentro de su castillo, donde residía, por lo que decidió que ya que estaba en posesión de dos
castillos más, utilizarlos como lugar de reducción de los sarracenos que caían en sus manos. Fue de esta manera como utilizó ambos castillos como prisión, con lo que uno le servía para cerrar a hombres y muchachos y el otro a las mujeres y doncellas.
Con el tiempo, y debido al hecho explicado, ambos castillos recibieron los nombres respectivos de Castillo de les Donzelles (o de la Doncella, ya que había como prisionera una bella
joven sarracena hija de un cabdil) y Castillo de les Puelles, nombre que más tarde extendieron a dos poblaciones que, con motivo de los castillos surgieron a su alrededor y que aun hoy subsisten no muy lejanos del
pueblo y del castillo de Montclar donde residía el bravo y generoso señor, terror de la morisma en nuestras tierras".
La leyenda que llega hasta nuestros días, transmitida oralmente durante siglos nos habla del castillo y del pueblo de la Doncel, que vendría del nombre Doncella.
Una vez consumada la conquista de
Lérida los propietarios del castillo se convirtieron en los colonizadores de las tierras arrebatadas a los musulmanes.
Mas adelante el castillo pasó a dominio de los descendientes de Arnau Mir de Tosta, en principio a los
Cabrera (por matrimonio) ya que la hija pequeña de Arnau, Legarda, casó con Ponce I vizconde de
Gerona y señor de Cabrera. Durante los años que siguieron su hijo Guerau de Cabrera hereda de su abuelo el patrimonio y el condado de Urgel.
Años después, Guerau II de Cabrera que había ampliado a fuerza de conquistas su prosperidad, cede a los Ribelles sus dominios merced a otra
boda entre una hija suya, Marquesa, y Gombau II de Ribelles.
En el siglo XIII los Ribelles dieron paso a la
casa de Ponts por enlace matrimonial. Los
Puentes tomaron parte en numerosas acciones de guerra, destacando José de Puentes y Guimerá, Barón de Montclar, el cual llegó a ser uno de los mejores generales del rey francés Luís XIV. Más tarde, fueron propietarios del castillo los Despujol, Marqueses de Palmerola, y finalmente los Miguel.
Con los Ribelles, Monteclaro y Montesonís, forman un señorío de gran poder dando principio a su máximo esplendor.