Y si después de todo lo que he defendido la fiesta taurina, os dijera que no soy aficionado, por no gustarme, las corridas de toros; que nunca he ido a ver un festejo a la plaza, y que en televisión no he aguantado mas de dos o tres toros. Pues sí, y eso no se contradice con todo lo que aquí he expuesto.
Además de derechas, soy liberal y estoy contra las imposiciones. Defiendo al aficionado de la fiesta taurina, aunque a mi no gusten los toros; defiendo al fumador, aunque yo no fume; defiendo el consumo moderado del alcohol, especialmente el vino, que además de ser beneficioso para la salud en pequeñas cantidades, es un placer el disfrutarlo y compartirlo. Defiendo que cada cual se alimente como quiera, ahí está la información para saber lo que le gusta y le conviene a cada uno, y no prohibir, por decreto, por ejemplo las hamburguesas.
Es más, no estaría en contra de la liberación del consumo de estupefacientes, aunque nunca los haya tomado, ni piense hacerlo. Creo que la sociedad occidental está la suficiente madura para abrir ese debate, que se debería hacer en el ámbito de UE para que se establecieran criterios comunes (no como en la regulación masiva de ilegales), y además, pienso, que hasta sería beneficioso, porque al quitarle el “encanto” de lo prohibido su consumo disminuiría, se evitaría todo el tráfico ilegal y el Estado ingresaría unos impuestos como en el alcohol y tabaco, con la consiguiente disminución de la delincuencia y ajustes de cuentas entre bandas traficantes
Muñoz español.
Además de derechas, soy liberal y estoy contra las imposiciones. Defiendo al aficionado de la fiesta taurina, aunque a mi no gusten los toros; defiendo al fumador, aunque yo no fume; defiendo el consumo moderado del alcohol, especialmente el vino, que además de ser beneficioso para la salud en pequeñas cantidades, es un placer el disfrutarlo y compartirlo. Defiendo que cada cual se alimente como quiera, ahí está la información para saber lo que le gusta y le conviene a cada uno, y no prohibir, por decreto, por ejemplo las hamburguesas.
Es más, no estaría en contra de la liberación del consumo de estupefacientes, aunque nunca los haya tomado, ni piense hacerlo. Creo que la sociedad occidental está la suficiente madura para abrir ese debate, que se debería hacer en el ámbito de UE para que se establecieran criterios comunes (no como en la regulación masiva de ilegales), y además, pienso, que hasta sería beneficioso, porque al quitarle el “encanto” de lo prohibido su consumo disminuiría, se evitaría todo el tráfico ilegal y el Estado ingresaría unos impuestos como en el alcohol y tabaco, con la consiguiente disminución de la delincuencia y ajustes de cuentas entre bandas traficantes
Muñoz español.