A lo largo de la Edad Media surgen importantes novedades tecnológicas que aportarán algunos elementos positivos al trabajo de los campesinos. El arado de ruedas y vertedera se incorporó a lo largo del siglo XI en las regiones del norte de los Alpes, mientras que la zona mediterránea seguía vinculada al arado romano. Otra novedad será el yugo frontal y los herrajes de los animales, destacando el papel del caballo en numerosas regiones.
Los molinos de viento e hidráulicos evitarán muchos esfuerzos a los labriegos, al igual que los progresos en el rastrilleo o trillo y la incorporación de un nuevo tipo de hoz. La rotación trienal será una importante novedad.
La tierra se divide en tres zonas que se dedican respectivamente a cultivos de invierno, de primavera y barbecho, lo que aumentará la producción y la hará más diversificada. La cría de ganado también tendrá un importante papel en la vida campesina. A pesar de los progresos, la agricultura medieval manifestó siempre signos de precariedad debido a su bajo rendimiento y su estrecha dependencia a las condiciones naturales.
Las principales innovaciones en la agricultura medieval fueron:
El uso del arado pesado con ruedas
El uso del caballo
La introducción de la rotación de tres campos por cosecha para remplazar la antigua rotación de dos campos.
Estos cambios causaron un crecimiento, tanto en la variedad como en la cantidad de cosechas, en aquel momento tuvo efectos importantes en la dieta de los europeos.
El cambio del buey por el caballo fue el resultado de dos avances tecnológicos —el uso de la herradura y el desarrollo de la collera— que permitían al caballo tirar de una carga fácilmente.
El uso de caballos para tirar aumentó la eficiencia del transporte por tierra, tanto para el comercio como para las campañas militares.
Esto condujo al crecimiento de la industria de transporte por tierra. También permitió un mejoramiento general de la red de carreteras y aumentó las oportunidades comerciales para algunas comunidades situadas en los cruces de caminos.
El uso del caballo permitió la expansión de las tierras cultivables y contribuyó al crecimiento de la producción de alimentos, a la vez que acompañó la agresiva expansión agrícola que invariablemente dejó rezagado al bosque medieval.
Las "Partidas" de Alfonso por de Castilla definen a los campesinos como los "que labran la tierra e fazen en ella aquellas cosas por las que los omes han de bivir e de mantenerse". No cabe duda de que con esta definición podemos considerar al campesinado como la fuerza fundamental del trabajo en la sociedad medieval.
Y es que el campo fue el gran protagonista en la Edad Media europea. Los recursos que aportaba la agricultura y la ganadería eran la base de la economía y la tierra era el centro de las relaciones sociales, dejando al margen la revolución urbana que se vive a partir del siglo XIII.
Según las estimaciones presentadas, la tasa de crecimiento promedio interanual de la población europea durante el período 1000-1300 fue de 0, 2%. Si se toma sólo a la población de Europa occidental, la tasa de crecimiento es muy similar.
Este lento crecimiento, además, se distribuyó desigualmente entre diferentes regiones. Sin embargo, estamos en presencia de un crecimiento sostenido, por débil que sea su tasa.
Una de las causas del crecimiento sostenido fue una reducción de la tasa de mortalidad debido a la instauración de una mayor estabilidad política que evitó gran número de guerras y las mejora en la alimentación producto de la incorporación del octavo aminoácido, gracias al consumo de la lenteja.
Los molinos de viento e hidráulicos evitarán muchos esfuerzos a los labriegos, al igual que los progresos en el rastrilleo o trillo y la incorporación de un nuevo tipo de hoz. La rotación trienal será una importante novedad.
La tierra se divide en tres zonas que se dedican respectivamente a cultivos de invierno, de primavera y barbecho, lo que aumentará la producción y la hará más diversificada. La cría de ganado también tendrá un importante papel en la vida campesina. A pesar de los progresos, la agricultura medieval manifestó siempre signos de precariedad debido a su bajo rendimiento y su estrecha dependencia a las condiciones naturales.
Las principales innovaciones en la agricultura medieval fueron:
El uso del arado pesado con ruedas
El uso del caballo
La introducción de la rotación de tres campos por cosecha para remplazar la antigua rotación de dos campos.
Estos cambios causaron un crecimiento, tanto en la variedad como en la cantidad de cosechas, en aquel momento tuvo efectos importantes en la dieta de los europeos.
El cambio del buey por el caballo fue el resultado de dos avances tecnológicos —el uso de la herradura y el desarrollo de la collera— que permitían al caballo tirar de una carga fácilmente.
El uso de caballos para tirar aumentó la eficiencia del transporte por tierra, tanto para el comercio como para las campañas militares.
Esto condujo al crecimiento de la industria de transporte por tierra. También permitió un mejoramiento general de la red de carreteras y aumentó las oportunidades comerciales para algunas comunidades situadas en los cruces de caminos.
El uso del caballo permitió la expansión de las tierras cultivables y contribuyó al crecimiento de la producción de alimentos, a la vez que acompañó la agresiva expansión agrícola que invariablemente dejó rezagado al bosque medieval.
Las "Partidas" de Alfonso por de Castilla definen a los campesinos como los "que labran la tierra e fazen en ella aquellas cosas por las que los omes han de bivir e de mantenerse". No cabe duda de que con esta definición podemos considerar al campesinado como la fuerza fundamental del trabajo en la sociedad medieval.
Y es que el campo fue el gran protagonista en la Edad Media europea. Los recursos que aportaba la agricultura y la ganadería eran la base de la economía y la tierra era el centro de las relaciones sociales, dejando al margen la revolución urbana que se vive a partir del siglo XIII.
Según las estimaciones presentadas, la tasa de crecimiento promedio interanual de la población europea durante el período 1000-1300 fue de 0, 2%. Si se toma sólo a la población de Europa occidental, la tasa de crecimiento es muy similar.
Este lento crecimiento, además, se distribuyó desigualmente entre diferentes regiones. Sin embargo, estamos en presencia de un crecimiento sostenido, por débil que sea su tasa.
Una de las causas del crecimiento sostenido fue una reducción de la tasa de mortalidad debido a la instauración de una mayor estabilidad política que evitó gran número de guerras y las mejora en la alimentación producto de la incorporación del octavo aminoácido, gracias al consumo de la lenteja.