La
noche del 25 de julio de 1938, las fuerzas de la República cruzaron el
río, iniciando lo que debía ser una larga batalla. Esa misma mañana, sus vanguardias entraron en Corbera y la ocuparon sobre las dos de la tarde, después de breves combates con las fuerzas franquistas que la defendían. Corbera fue bombardeada por la Legión Cóndor alemana los días 25, 26, 27 y 28 de julio de 1938.
El 4 de septiembre del mismo año, el frente republicano se rompió por Corbera y la villa quedó devastada por las bombas artillería franquista. Al terminar la guerra, Corbera perdió un tercio de la población.
Los que regresaron al
pueblo, al verle destrozado y encontrarse sin medios para reconstruirlo, se retiraron en la parte baja de la colina, donde tenían mejores recursos y comodidades, dejando abandonado lo que a partir de entonces sería el Pueblo Viejo.
El mal estado de las
casas que quedaban hacía peligroso vivir en él, además de desescombrarlo y reconstruirlo hubiera sido muy costoso, ya que el terreno era impracticable. Al cambiar el núcleo de ubicación, los habitantes se llevaron todo lo que pudieron salvar del Poble Vell, como
puertas,
balcones o muebles.
Lo primero que se construyó del nuevo pueblo fue el
ayuntamiento, la
iglesia nueva, la
escuela y el
mercado. Igualmente, la gente que no podía permitirse una
casa nueva continuó viviendo entre los escombros de la parte alta del Poble Vell, que quedó como una zona marginal, sin
agua corriente pero sí con luz, hasta los años setenta.