Fundado en la Edad Media por los monjes de la abadia francesa de Fontfreda, el
monasterio fue un importante foco espiritual y económico de la
Cataluña nueva tras la reconquista y se convirtió en panteón real de los reyes de la corona catalano-aragonesa. Los monjes blancos del Cister habitaron ininterrumpidamente el monasterio hasta la desamortización de 1830, tras lo cual el monasterio fue saqueado y quedó en
ruinas.
A mediados del siglo XX los monjes volvieron a habitar el cenobio. Actualmente hay una treintena. El monasterio de
Poblet continua siendo un importante foco espiritual y, desde el último tercio del siglo XX, un destacado centro turístico, potenciado por la creación de la ruta del Cister, hace doce años.