Asomada entre
palmeras la mirada se extiende por encima de los espigones que delimitan la cadena de
playas de
San Carlos, un paseante
primaveral se acerca a las
aguas con paso decidido, las sucesivas escolleras van delimitando las zonas de arenas que serán el centro de la vida veraniega y, por encima del azul del
mar, la vista nos lleva hasta un horizonte en que se perfila Vinaroz.