Ajalvir, no puede ser ni un
pueblo bonito ni un pueblo abanzado por que nunca tuvo iniciativas por prosperar.
Corrian los años 50 ( 1.950 década ) cuando un sacerdote llamado por nombre de. Fernando colocó a más de la mitad de los hombres de Ajalvir en el
campo de los americanos de
Torrejón de Ardoz. A la vuelta de 4 ó 5 años , por envidias populares, este sacerdote fué destinado a una
parroquia de
Madrid. La despedida fué bochornosa por injusta y desmedida, al buen hombre le despidieron, no todos
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