La leyenda que recoge Portilla es la más conocida. Cuenta la leyenda que un labrador se encontraba arando sus tierras el la ribera derecha del
río, justo enfrente de Alcalá la Vieja. En un momento dado, la
reja del arado topó con algo duro y el labrador comenzó a cavar para liberar el arado pensando que sería una
piedra. Cual fue su sorpresa cuando lo que encontró fue una
escultura en alabastro de una
Virgen con el niño. Decidió llevársela a su
casa y, al levantarse la mañana siguiente, descubrió que la imagen había desaparecido. La
familia del campesino se entristeció pero el agricultor, al volver a sus
campos, descubrió la imagen en el hueco de un olmo cercano. Pensó que alguien le había gastado una broma, cogió la Virgen y la llevó a la
iglesia de
San Justo por ser la iglesia principal de la población (según otros autores, habría sido
Santo Tomé por ser la más cercana a la zona).
A la mañana siguiente la escultura había vuelto a desaparecer por lo que un grupo de personas se apresuraron al lugar donde fue hallada las dos veces anteriores, encontrándola de nuevo en aquel paraje. Así, comprendieron que la Virgen quería permanecer en aquel lugar por lo que se ordenó la construcción de una
ermita para darle culto en aquellas tierras de labor cercanas al río. Por ello, nuestra patrona es conocida como la Virgen del Val o del
Valle.