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ALCALA DE HENARES: En referencia a la defensa del idioma español-castellano,...

En referencia a la defensa del idioma español-castellano, deseo resaltar la deuda olvidada en relacion con la contribucion del idioma arabe a nuestro tesoro linguistico por su influencia en incorporar mas de 5.000 vocablos de este origen. Por mi agradecimiento personal de la identidad y del legado cultural transmitido a España por el mundo islamico. De mi libro:"Al-Andalus: En busca de la identidad dormida"expongo un epigrafe sobre "la influencia arabe en el español"
2. INFLUENCIA ARABE EN LO ESPAÑOL

Al-Andalus se puede definir como una civilización que irradió con personalidad propia, tanto para Occidente como para Oriente.
Olvidada después de su esplendor, tanto por Europa como por el mundo musulmán, parecería una bella leyenda, que no hubiera pertenecido a ninguno de estos dos mundos.
Es, por tanto, en ese sitio, de donde se describen las etapas cruciales de sus ocho siglos de existencia.
Nuestro primer encuentro con lo arábigo es el idioma español, en el que se encuentran unos 5000 vocablos de este origen, especialmente muchos de los que comienzan con la sílaba “al”, el artículo árabe, como almohada, alcázar, alfeizar, alcahuete, alcalde, albañil, y almirante cuyo origen es Amir al Bahar, príncipe del mar o capitán de barco.
Y cuando decimos Ojala estamos invocando el nombre de Alláh o Dios o lo que quiera Allah (Insh-Allah).
Así también, en el mundo científico la palabra algoritmo, que se deriva de Alkhwarizmi, nombre de un matemático árabe de la España del siglo X, y el vocablo álgebra, del árabe al yabra, la reducción. Los números son arábigos, y el concepto de alquimia procede del árabe, lengua semita como el hebreo.
En referencia al patrimonio lingüístico de origen árabe, en el idioma español realizaremos el siguiente comentario, de la influencia del árabe, en él habla hispana: la visión del mundo que el Islam, a través de la lengua árabe del Corán, estableció en Al-Andalus, afectó no sólo a los musulmanes, sino a todos los habitantes de la Península.
La huella de esta forma de vivir, que fue la norma durante casi un milenio, no pudo borrarse tan fácilmente, como pretendieron algunos.
Teniendo en cuenta la diferencia de nivel cultural, entre cristianos y musulmanes, durante la Edad Media, resulta lógico pensar que las palabras que expresaban determinadas técnicas, objetos y otros conceptos, que no existían o desconocían los cristianos, fuesen asimiladas por estos directamente, por no poder ser traducidas.
Esa pervivencia de las palabras árabes, en el castellano, puede darnos, además, una idea precisa de la situación cultural de ambos pueblos. Los musulmanes enseñaron mucho a los cristianos de Al-Andalus.
Como reconoce, el mismo Menéndez Pidal: “nos enseñaron a proteger bien la hueste con atalayas, a enviar delante de ella algaradas, a guiarla con buenos adalides, a vigilar el campamento con un robdas o rondas, a dar rebato en el enemigo descuidado.”
La superioridad cultural de los musulmanes hizo que se impusieran términos jurídicos, que no tenían correspondencia en las estructuras sociales de los cristianos, como alcalde, alguacil, zalmedina, almojarife, albacea, etc...; formas comerciales, como almacén, almoneda, quilate, arroba, quintal, azumbre, almudes, cahices, y fanegas.
La transmisión de técnicas y oficios es patente en alfarero, albéitar, albañil o alarifes que construían alcantarillas.
En la agricultura se utilizan términos como albaricoque, la alcachofa, la acelga, la algarroba, la naranja y el limón, que regaban con agua extraída con norias de los aljibes y albercas, y era conducida a los campos y vergeles a trabes de excelentes acequias de albañilería.
En la garganta de los andaluces contemporáneos resuena, todavía, el eco de la lengua árabe. La misma h aspirada, que sustituye en él habla a la h, como en hondo, o la s como j en sepia>jibia.
Otro encuentro con los árabes ha sido través de los cuentos, especialmente de Las mil y una noches, trofeo maravilloso de la imaginación, modelo esencial de la literatura de todos los tiempos, que leímos de niño, así como La lámpara de Aladino, Los viajes de Simbad y Ali Baba y los cuarenta ladrones.
Los árabes desarrollaron, en la España de los siglos VIII al XV, una cultura mucho más avanzada que la del resto de Europa, en medicina, arquitectura, filosofía y literatura.
Las maravillas de edificios de la época como la Mezquita de Córdoba, la Alhambra, el Generalife, y el Alcázar de Sevilla, son monumentos de la creatividad artística y el gusto por los placeres de la vida que gozaron los árabes en los ocho siglos de vida de Al-Andalus por todo el sur de España, hoy Andalucía.
Dos culturas intermedias alternaron con la cristiana y la árabe: la mudéjar y la mozárabe.
La mudéjar fue el estilo de la escritura o las artes entre cristianos, influidos por los musulmanes que vivieron entre ellos, notoria y se puede observar en algunos de los poemas del Arcipreste de Hita, del siglo XIV.
Mozárabe, era la influencia del mundo romance, dentro del árabe, como las jarchas, versos cortos que los cristianos que vivían en Andalucía escribían en árabe, pero con sonido y significado de español antiguo, llamado visigodo.
Otro tanto hacían los judíos hispanizados, que copiaban en caracteres hebreos, poemas en el romance primitivo, que se hablaba en los siglos VIII y IX.
Dos siglos después, los árabes de Al-Andalus producirían una poesía extraordinaria, que se basaba en teorías sufíes, sobre un amor imposible y extasiarte, que más tarde pasaría a Navarra, y de ahí a la corte de Provenza, a través de los trovadores, lo que dio en llamarse amor cortés.
Sería la base del drama, del amor prohibido de La Celestina, y del amor caballeresco del Amadis de Gaula, la extraordinaria lírica de Dante, Petrarca, Garcilaso de la Vega y, por extensión, de los místicos, San Juan de la Cruz, que derivaron de esta poesía toda la fraseología típica de un amor exquisito y espiritual.

Si no hubiera sido por las traducciones al latín de la Escuela de Traductores de Toledo, en el siglo XII, de los libros clásicos de los griegos, primero al árabe y luego al latín, como Plotino, Platón y Aristóteles, y de sus propias teorías matemáticas, químicas y astronómicas, que circularon por toda la Europa medieval, no se hubiera dado el movimiento cultural del Renacimiento.
Fdo: Julio Reyes Rubio "Al-Mayriti"