Columnas de granito, se aprecia la pintura que tienen a pesar de estar bastante deteriorada.
En el siglo XIX la ermita fue objeto de la rapiña francesa, y de la venta de objetos de valor para sufragar las guerras carlistas, y fue salvada de las desamortizaciones al haberla establecido el Ayuntamiento como capilla del cementerio que instaló anejo a ella en el año 1842.