Exterior
ermita Virgen de la Paz con la
espadaña que alberga la
campana.
En el siglo XVIII las
romerías anuales se convirtieron en conflictivas al oponerse los ediles madrileños a que acudieran los alcaldes alcobendenses con sus varas de justicia, por lo que en 1768 el arzobispado de
Toledo ordenó que las celebraciones anuales del día de la Paz tuvieran lugar en lo sucesivo en la
iglesia parroquial. Suprimida la
romería, comenzó otra
tradición, la de los traslados de la Virgen de su ermita a la iglesia de
San Pedro y viceversa. El cardenal Lorenzana lo refería en 1786: “Su
fiesta se hace con magnificencia, trayendo a la imagen a esta iglesia en un
carro triunfante con mucha concurrencia de toda la comarca”.