La sencillez caracteriza el interior del templo, donde únicamente la cabecera rompe la línea de sobriedad. El templo es de planta de
cruz latina, aunque los brazos del crucero no se acusan al exterior. Al final de la nave central se encuentra el
coro, que siglos atrás poseyó un
órgano barroco. Ambas naves forman
bóvedas de cañón que se cruzan en el crucero. El
ábside es de forma poligonal, con cinco parámetros.