El 22 de abril de 1619, el rey Felipe III partió con una comitiva hacia Portugal. A su regreso, el rey enfermó de unas calenturas y se vio obligado a permanecer en Casarrubios del Monte, en Toledo. La villa de Madrid organizó entonces una procesión por la curación del monarca y el cuerpo de Isidro Labrador fue trasladado a esta localidad toledana. Al curarse el rey, la comitiva regresó a Madrid. En la última etapa se pararon a descansar en Alcorcón. En el pueblo se hospedaron el príncipe Felipe (futuro Felipe IV) y parte de la comitiva. En el templo se depositaron los restos de Isidro Labrador hasta el día siguiente. Poco después se solicitó la beatificación de este y más tarde sería canonizado y proclamado patrón de Madrid. Este hecho se recogió en la Vida de San Isidro Labrador de fray Nicolás José de la Cruz (1790).