Palacio Real.- Al no tener capacidad el antiguo palacio de los maestres de Santiago, Felipe II dispuso la construcción de un nuevo palacio, situado al sur e inmediato al antiguo, del que le separaba una estrecha
calle. La
familia real se alojaría en el nuevo palacio; la servidumbre en el antiguo. Realizó la obra en sus comienzos Juan Bautista de
Toledo que comenzó por una
capilla pública en 1561, en 1568 muere el arquitecto, encargándose de proseguir las obras, Juán de Herrera, la obra se terminó en 1586.
Antes de entrar en el Palacio Real encontramos la
Plaza de Armas, escenario de los desfiles, commemoraciones y
juegos ecuestres propios de la corte del absolutismo. Felipe III, tras la muerte de Felipe II, no introduce muchas mejoras en palacio, tan solo construye dos
pasadizos sobre los pisos superiores para poner en comunicación el Palacio con el antiguo de los maestres. También concluyó el
Jardín de las
Estatuas, lo cerró con muros de hierro y puso una
fuente en su centro. Felipe IV lo
adornó con estatuas. Felipe V se encarga de la ampliación de del palacio en 1717, en 1727 se empieza a derribar el antiguo palacio de los maeestres, construyéndose un
puente con escalinata para pasar a la Isla. En 1735 se edifica la
muralla de sillería en la ría para poder formar la gran plaza de la
fachada principal de Palacio. Las obras finalizaron en 1739, ya siendo rey Fernando VI. Se incendia en 1748 y se ordena su restauración a Santiago Bonavía, quien realiza también la fachada principal. Coronan la fachada tres estatuas de
piedra: Felipe II, Felipe V y Fernando V, bajo cuyo reinado se concluyeron estas obras. Carlos III dispuso en 1771 que se añadiesen dos alas prolongadas unidas a la fachada principal. En los extremos una galería elevada con
terraza y balustre de piedra, realizada por el ingeniero Francisco Sabatini. También mandó hacer la parada de Palacio, con diez bancos de piedra cuyos respaldos rematan canastillos de
flores y unas piñas. Cada añadido se hizo guardando armononia con lo construido anteriormente, de modo que el conjunto guarda una coherencia total y parece creado en una misma época. El Palacio tardó en construirse aproximadamente doscientos años entre la parte antigua construida por Herrera y las últimas alas construidas por Sabatini.
En el interior de Palacio podemos encontrar pinturas de Lucas Jordán, Vicente López y Esquivel, entre otros. Muebles de diversos estilos, colecciones de
relojes,
lámparas y
esculturas. Tiene especial interés la Saleta de Porcelana, predilecta de Carlos III, modelada en casi su totalidad por Giuseppe Gricci. Muros y
bóvedas cubiertos con grandes paramentos de porcelana, atornillados a un armazón de madera invisible. Obra maestra de la
fábrica del Buen Retiro que en 1760 ordenó construir Carlos III. Sus escenas evocan fábulas y leyendas orientales de carácter costumbrista.
Casita del Labrador.
Casa de Oficios y Caballeros.- Ocupan el lateral occidental de la plaza de
San Antonio, también llamada Plaza de la Mariblanca, a la que abren sus bellos saoportales. Su función era la del mantenimiento y administración del Real Sitio y como
alojamiento del séquito en época de jornadas reales. Ambas construcciones aparecen unificadas hacia la plaza, aunque responde a distintos momentos. La Casa de Oficios fue proyectada por Juán de Herrera (1654), prolongándose su construcción durante el siglo XVII. Estas fases no concluyen hasta que se da fin a la Casa de Caballeros (1767), sobre los planos de Gómez de Mora (siglo XVIII), bajo la dirección de Santiago Bonavía y sus sucesores Marquet y Serrano.
Casa de Infantes.
Edificio civil, encargado por Carlos III a Juán de Villanueva, para el alojamiento de los Infantes Gabriel y Antonio. Se integra a la plaza con el sistema de arquerías, asegurando la conexión entre el casco histórico y el núcleo en torno a palacio. Construido por Serrano en 1772 para las
familias de los hijos de Carlos III, está situada en el lateral oriental de la plaza de la Mariblanca y frente a la Casa de Caballeros.
Real
Iglesia de San Antonio.- Proyectada por los arquitectos Isidro González Velázquez y Santiago Bonavía en el siglo XVIII, tiene su origen en un oratorio que Felipe IV mandó habilitar debido a la poca capacidad de la Capilla Real que sólo tenía dos
altares. Fue utilizada como cuartel por las tropas napoleónicas. Se integra en la formación de la plaza de San Antonio, centro neurálgico de
Aranjuez. Se concibió como capilla real, ocupando el punto de fuga de la plaza y asimilándose a un sistema de arquerías que articulan el gran espacio. Se encuadra en un urbanismo cortesano de influencia italiana.
Teatro Real. Ordenado construir por Carlos III al arquitecto Jaime Marquet en 1769. Durante el siglo XIX y XX sufrió varias modificaciones que desvirtuaron su aspecto inicial. Estaba dedicado a la represantación de comedias y tragedias españolas y óperas italianas. El edificio asume la función de un teatro anterior albergado en el popio Palacio Real. En 1876, el rey Alfonso XII cedió su usufructo al municipio. Ha sido reconstruído recientemente y está en funcionamiento.
Real
Convento de San Pascual.- Imponente edificio construido por orden de Carlos III, es una obra ejemplar que se alza frente al
Hospital de San Carlos y fue relaizada por el arquitecto Francesco Sabatini entre los años 1765-1770. En la fachada neoclásica terminada en dos
torres, destacan el
juego de
columnas y pilastras y el
frontón que la corona. Su lenguaje es clasicista, próximo a los principios del barroco italiano. Su elemento mas destacado es la iglesia, de planta de
cruz latina con
capillas en la nave principal y brazos de crucero poco acusados. Se complementa con dependencias conventuales organizadas en los
patios y con una
huerta en la parte posterior. La iglesia es actualmente
parroquia. El colindante convento es de clausura de las religiosas Concepcionistas Franciscanas.
Hospital San Carlos.- Edificio civil construido por orden de Carlos III, bajo la dirección de Manuel Serrano (1776), fue ampliado con gusto decimonónico hasta la calle Capitán en tiempos de Isabel II. Situado en la calle de la Concha y destinado a hospital de empleados reales y residentes en el Real Sitio. Su
arquitectura funcional organizada en dos patios, correspondiendo el posterior a la época de Isabel II, con la conclusión de galerías de convalecientes. Como elemento decorativo destaca la sencilla fachada de ladrillo, una interesante
portada donde se produce el juego y superposición de
frontones curvos y triangulares que remata un frontón triangular inscrito en un
arco de medio punto.
Iglesia de Alpajés.-
Real Cortijo de
San Isidro.