Ahora sin estado de alarma, apetece recobrar los
paseos habituales, te encuentras con gente haciendo
deporte, paseando al perro, tomando el fresco, pues,
Palacio está al lado del
río. Echo de menos las
sombras de antaño, los
árboles envejecen, enferman y habría que repoblar, pero los árboles jóvenes son tan chiquitos que apenas dan
sombra, cuando sean
gigantes será otra cosa.