JARDÍN EN OTOÑO
Pasa el río Tajo entre plantas y mitología,
manso y sereno con aire de cortesía
aunque sea parte de la exposición otoñal,
que ahora es fugaz pompa de la fronda natural.
Ahí las calles de troncos gruesos y altísimos
nos conducen a “Chinescos”, lugar bellísimo,
con columnas de mármol, un estanque con patos
bajo un taxodium enorme de grande y de alto.
Apolo con el torso desnudo en una fuente,
columnas detrás y una calle se abre al frente;
otra fuente que lanza agua y dibuja labores
y el liquidámbar con sus llamativos colores.
Formando calles, el boj, el mirto, los castaños,
con plantas nuevas y ejemplares de muchos años
y allí la diedad de Narciso, una fontana,
con los trofeos de caza, que bien podía ser Diana,
sujeta por unos atlantes con gesto rudo,
hercúleo que en el agua ven su cuerpo desnudo.
Héroes, agua, naturaleza y colorido.
caminar, ver, disfrutar, sentirse sorprendido
hasta por un fauno rigiendo la fertilidad,
la hermosura campestre en silencio y soledad.
Esa perfección formal o intencional del arte
plástico entre naturaleza como baluarte.
Paseos que se graban en universo interior
como río que transforma el agua en amor de color.
Calles de árboles en perfecta perspectiva,
con sus rectos troncos, va guardando la retina
y el suelo cubierto de hojas secas de otoño,
con cenefa verde lateral de hierba y retoños.
Representación aúlica con alegorías
donde espacio y sensualidad te desafía
y potencia la humanización de la belleza,
realidad que vives en plena naturaleza.
Pasa el río Tajo entre plantas y mitología,
manso y sereno con aire de cortesía
aunque sea parte de la exposición otoñal,
que ahora es fugaz pompa de la fronda natural.
Ahí las calles de troncos gruesos y altísimos
nos conducen a “Chinescos”, lugar bellísimo,
con columnas de mármol, un estanque con patos
bajo un taxodium enorme de grande y de alto.
Apolo con el torso desnudo en una fuente,
columnas detrás y una calle se abre al frente;
otra fuente que lanza agua y dibuja labores
y el liquidámbar con sus llamativos colores.
Formando calles, el boj, el mirto, los castaños,
con plantas nuevas y ejemplares de muchos años
y allí la diedad de Narciso, una fontana,
con los trofeos de caza, que bien podía ser Diana,
sujeta por unos atlantes con gesto rudo,
hercúleo que en el agua ven su cuerpo desnudo.
Héroes, agua, naturaleza y colorido.
caminar, ver, disfrutar, sentirse sorprendido
hasta por un fauno rigiendo la fertilidad,
la hermosura campestre en silencio y soledad.
Esa perfección formal o intencional del arte
plástico entre naturaleza como baluarte.
Paseos que se graban en universo interior
como río que transforma el agua en amor de color.
Calles de árboles en perfecta perspectiva,
con sus rectos troncos, va guardando la retina
y el suelo cubierto de hojas secas de otoño,
con cenefa verde lateral de hierba y retoños.
Representación aúlica con alegorías
donde espacio y sensualidad te desafía
y potencia la humanización de la belleza,
realidad que vives en plena naturaleza.