Qué pródiga y generosa en colores,
por Aranjuez, la vega se nos muestra,
con exquisitez de pintura maestra,
galanteos de la diosa gea, en amores
con el tajo que le dio esos dolores
de herida incisa, profunda y siniestra,
pero de bella cirugía repuesta,
de esa cicatriz emergen primores.
Diosa y tajo opíparos de hermosura
vuelven a descubrirse mutuamente
ellos cada año, como un don del cielo,
que inductor y ejecutor de espesura,
con probidad, la encarnación luciente
eclosiona de amor color y celo.
por Aranjuez, la vega se nos muestra,
con exquisitez de pintura maestra,
galanteos de la diosa gea, en amores
con el tajo que le dio esos dolores
de herida incisa, profunda y siniestra,
pero de bella cirugía repuesta,
de esa cicatriz emergen primores.
Diosa y tajo opíparos de hermosura
vuelven a descubrirse mutuamente
ellos cada año, como un don del cielo,
que inductor y ejecutor de espesura,
con probidad, la encarnación luciente
eclosiona de amor color y celo.