Soporífera tarde lo anunciaba,
entre este mar de lomas ondulante,
y la proximidad determinante,
el suceso que el jardín presagiaba.
Majestuosos árboles que adornaban
este valle desde siglos reinantes
erguidos al cielo y vigilantes,
se batieron con nube cruel y aciaga.
Retorcidos unos, cayeron otros;
magullados y con pérdidas de ramas,
cantidad; astillados y arrancados
por la guerra de un huracán sin rostro,
sin pies ni manos, pero lleno de armas
que al valle entre lomas, ha mutilado.
entre este mar de lomas ondulante,
y la proximidad determinante,
el suceso que el jardín presagiaba.
Majestuosos árboles que adornaban
este valle desde siglos reinantes
erguidos al cielo y vigilantes,
se batieron con nube cruel y aciaga.
Retorcidos unos, cayeron otros;
magullados y con pérdidas de ramas,
cantidad; astillados y arrancados
por la guerra de un huracán sin rostro,
sin pies ni manos, pero lleno de armas
que al valle entre lomas, ha mutilado.