OTOÑO EN ARANJUEZ
Se despertó la emoción, los árboles
bailaban expulsando su ropaje,
en maratón las hojas prenden viaje
sin que nadie los ordene o controle.
El dios Eolo de fiesta con sus roles
moviliza al bosque con sus virajes
y ambos en danza, mudan el paisaje
por unanimidad, sin esquiroles.
Los colores anunciaban la fiesta
de tanta huida, tanta desbandada
de ropa, de tanto tallo desnudo
y de sus copas, sus testas desiertas
y luego, la alameda pelada,
su paisaje sin color, frío y mudo.
Se despertó la emoción, los árboles
bailaban expulsando su ropaje,
en maratón las hojas prenden viaje
sin que nadie los ordene o controle.
El dios Eolo de fiesta con sus roles
moviliza al bosque con sus virajes
y ambos en danza, mudan el paisaje
por unanimidad, sin esquiroles.
Los colores anunciaban la fiesta
de tanta huida, tanta desbandada
de ropa, de tanto tallo desnudo
y de sus copas, sus testas desiertas
y luego, la alameda pelada,
su paisaje sin color, frío y mudo.