Aranjuez, la ciudad de la hermosura,
abre su perspectiva a lo bello,
enciende los sentidos sus destellos,
dilata las pupilas su visión pura
abrochando imágenes de ternura.
Su ciudad, vegetación, su azul cielo
encierran un duende, un caramelo
dentro, donde se degusta la dulzura,
al son de las notas de un concierto,
en jardines que embellecen la mirada,
el agua que tocan las castañuelas
junto al palacio, audaz, despierto
cambia su estado, antes remansada,
ahora, alegre corre, canta y riela.
abre su perspectiva a lo bello,
enciende los sentidos sus destellos,
dilata las pupilas su visión pura
abrochando imágenes de ternura.
Su ciudad, vegetación, su azul cielo
encierran un duende, un caramelo
dentro, donde se degusta la dulzura,
al son de las notas de un concierto,
en jardines que embellecen la mirada,
el agua que tocan las castañuelas
junto al palacio, audaz, despierto
cambia su estado, antes remansada,
ahora, alegre corre, canta y riela.