Las orillas del Jarama están repleta de viejos ejemplares que proporcionan abundante
sombra en
verano.
La existencia de un
río provoca una serie de cambios importantes en las condiciones ecológicas de los terrenos adyacentes. Para empezar, el río aporta mayor humedad en su entorno cercano. El nivel freático del
agua es más elevado por lo que la vegetación no necesita profundizar mucho sus raíces para encontrarla. Este hecho hace posible que la vegetación que se establece en torno a los
ríos sea de hoja caduca, frente a la hoja perenne de la de los interfluvios.