La doble utilización del ladrillo visto como elemento decorativo y constructivo es una característica diferenciadora del Neomudéjar. Se trata de un material ancestral, tan antiguo como los zigurats de Mesopotamia, y que además resulta barato, si bien hay muchas calidades. Dentro del Neomudéjar, “se hacían con él composiciones vistosas: se colocaba en pico, en escalón, a soga, a tizón, por el lado largo o por el corto”. Es un material “abundante y fácil de conseguir”, al consistir en arcilla cocida básicamente, y resulta además “muy versátil”.