La
Ermita alberga un bello
retablo barroco de estilo madrileño de la segunda mitad del XVII. Consta de un zócalo con dos
puertas laterales, un banco y un cuerpo principal dividido en tres
calles, rematado con un ático en forma de cascarón que se eleva hasta el arranque de la
cúpula. La forma del retablo, por estar la
calle principal más hundida que las laterales, es curva, y está enmarcada entre dos
columnas centrales, las de la calle principal, y otras dos externas, que hacen lo propio con sus respectivas calle laterales. Cada calle contiene una
hornacina con
esculturas de busto redondo: la
Virgen de la Soledad, en la central, y las de Jesús Nazareno y
Santa Rita de Casia, en las laterales.