Los griegos fueron los difusores de esta especie vegetal por todo el Mediterráneo.
El
almendro es un
árbol muy resistente y no requiere muchos cuidados para crecer, aunque si necesita de climas cálidos, ya que no tolera muy bien el frío ni las
heladas. A cambio, el almendro puede resistir periodos de sequía. Prefiere los suelos sueltos o ligeramente arenosos, ya que los suelos pesados o mal drenados no ayudan a la expansión de sus raíces. Normalmente, el almendro se reproduce mediante injertos.