Tres tipos de tierras
Lo que está claro es que, al tratarse de una nueva aldea, la villa cabeza del territorio le otorgó tres tipos de tierras determinados: los bienes comunes a la villa, los bienes comunes al concejo de la nueva aldea y los bienes particulares de los vecinos. En este sentido, algunos autores apuntan que la superficie media de estos lotes era de entre 25 y 50 fanegas de tierra, lo que, teniendo en cuenta los datos de siglos después, parece bastante exagerado. De todas formas, la estructura creada por los repartos comenzó a modificarse ya desde sus inicios. Al poder enajenar los vecinos sus propiedades al cabo de un cierto tiempo, comienza a documentarse la existencia de fincas pequeñas que alteran la inicial uniformidad económica de los vecinos. Con este proceso de ventas, se empiezan a sentar las bases de la posterior diferenciación económica y social de los vecinos.
Lo que está claro es que, al tratarse de una nueva aldea, la villa cabeza del territorio le otorgó tres tipos de tierras determinados: los bienes comunes a la villa, los bienes comunes al concejo de la nueva aldea y los bienes particulares de los vecinos. En este sentido, algunos autores apuntan que la superficie media de estos lotes era de entre 25 y 50 fanegas de tierra, lo que, teniendo en cuenta los datos de siglos después, parece bastante exagerado. De todas formas, la estructura creada por los repartos comenzó a modificarse ya desde sus inicios. Al poder enajenar los vecinos sus propiedades al cabo de un cierto tiempo, comienza a documentarse la existencia de fincas pequeñas que alteran la inicial uniformidad económica de los vecinos. Con este proceso de ventas, se empiezan a sentar las bases de la posterior diferenciación económica y social de los vecinos.