LA PROCESIÓN DEL CRISTO DEL HUMILLADERO
Penden colgaduras de los balcones
los rezos agitan las banderolas
y oran a su paso luz de farolas
con el fervor y fe de los soplones.
Cadalso es presa de las emociones
de un mar incontenible fragor de olas
que les trajo estrellas y caracolas
el Cristo inundando sus corazones.
Su Cristo agonizó, inmerso en delirios
de afrentas sufridas sobre el madero
se apagó el sol le suplieron los cirios;
descendió el Nazareno, halló el sendero,
conducente a Cadalso de los Vidrios
y encarnó en Cristo del Humilladero.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Penden colgaduras de los balcones
los rezos agitan las banderolas
y oran a su paso luz de farolas
con el fervor y fe de los soplones.
Cadalso es presa de las emociones
de un mar incontenible fragor de olas
que les trajo estrellas y caracolas
el Cristo inundando sus corazones.
Su Cristo agonizó, inmerso en delirios
de afrentas sufridas sobre el madero
se apagó el sol le suplieron los cirios;
descendió el Nazareno, halló el sendero,
conducente a Cadalso de los Vidrios
y encarnó en Cristo del Humilladero.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho