De mi libro:"Leyendas Andalusies Almiaregenses"voy a publicar el epigrafe de la vida social en Campo de Almiareg en el siglo IX. Publicare lo que se me permita por la extension del texto.
6.5 PERSONAJES POPULARES DE LA VIDA SOCIAL
Personajes de leyenda de esta época, serán los que describo seguidamente, quizás reales o imaginarios pero que la tradición ha conservado como pura mitología y si acaso nunca hubiesen existido con los patronímicos usados, otros personajes ocuparon su lugar y merecen la gloria de usar su nombre y ser parte de la fantasía y del embrujo oriental de este pasado histórico de esta ilustre villa almiaregense
Entre los más destacados eran:
Khalet al-Kantouri ibn Hassan, almiaregense, Al-Ruwat o Recitador Cronista de la Medina, ya mencionado, hombre culto y erudito, de familia goda pero posteriormente muladíes o conversos
al Islam, quien en su juventud se había residido en Toledo y después en Al-kalá Nahar (Alcalá), trasladándose a Campo de Almiareg, donde regentaba un comercio de tejidos en la “alcaicería”. Formaba parte del círculo ilustrado de la villa y era personaje de amplios conocimientos en las artes y en las letras.
Publico las “Crónicas Almiaregenses”, hoy desafortunadamente desaparecidas, donde describía la vida cotidiana, monumentos, fiestas, costumbres, lugares de interés de Campo de Almiareg, en la segunda mitad del siglo IX.
Residió en esta Medina hasta su muerte y vivió los últimos años de su vida estimado y venerado por todos los almiaregenses.
Tareq Al-Battani, medico famoso, de origen árabe andalusí, nacido en Córdoba, donde cursó sus estudios de medicina y residió durante cierto tiempo, ejerciendo la profesión en Toledo. Tras la “Jornada del Foso”, por intrigas políticas su familia decidió tratarse a Mayrit (Madrid) donde residió durante su juventud y posteriormente por razones de salud fijó su residencia en Campo de Almiareg, lugar recomendado para el descanso o reposo, libre de la vida ajetreada de grandes Medinas.
Se le recuerda como un gran cirujano que practicaba la medicina como especialista en intervenciones quirúrgicas del oído y de la vista. Hombre muy respetado entre los almiaregenses y según la leyenda tenía un consultorio en la
Plaza del Emir Abd-el-Rahman II, hoy Plaza Palacio (Fig. 5)
Mohamed Al-Masudi, natural de Toledo pero familia procedía de Marraquez y pertenecía a la etnia berebere, ortodoxo islamista, había sido designado “almotacén” y controlaba el Zoco, el orden público y el cementerio. Era persona, fiel al Califa Abd-el-Rahman III y tenía una íntima amistad con el Imán, Ibrahim, con quien colaboraba en otras competencias.
Asimismo actuaba como “cadi” en los pleitos que se suscitaban por el uso del agua en la vega, como miembro del “Tribunal de las Aguas” que se celebraba trimestralmente a la entrada de la Mezquita.
Abd-el-Rahman ibn Hawqal, natural de Al-kalá Nahar (Alcalá), de familia siria, que habían acompañado al emir Abd-el-Rahman I, último superviviente Omeya, que se refugió en Marraquez, Marca donde procedía su madre y posteriormente se traslado a Al-Andalus y fundo el Emirato independiente de Bagdad.
Había participado en “razzias” contra los cristianos del reino astur- leones y posteriormente destinado a Mayrit (Madrid), se trasladó a Campo de Almiareg, tras un ascenso en la jerarquía militar. Y tenía la responsabilidad de dirigir el acuartelamiento de tropas, para vigilar las correrías de los cristianos del norte y la actuación de las Coras de Toledo y Zaragoza.
Ibrahim al-Quamad ibn Zaid, Imán de la Mezquita, hombre sabio y profundamente religioso, e impartía sus enseñanzas del Sagrado Libro “Alcorán” entre los adolescentes y enseñaba matemáticas, gramatica, fisica, humanidades, etc...
Era persona ortodoxa y por las funciones que desarrollaba era defensor a ultranza del Califa Abd-el-Rahman III, siendo crítico con las corrientes de “alfaquíes” que trataban de mediatizar las decisiones tomadas desde Córdoba. Se rodeaba de un círculo de personas afines, donde siempre estaba presente el “almotacén” y el “qadi”, jefe de la guardia.
Omar al-Sakati, de origen egipcio, de familia yemeni, sus ascendientes habían llegado Al-Andalus con la presencia musulmana y se establecieron en Córdoba y luego se trasladaron a Mayrit (Madrid) tras el motín de Saqunda, y aunque no eran musulmanes ortodoxos y no participaron, tenían amistades íntimas que había sido objeto de represalias por estos hechos.
Persona fiel de confianza al Imán Ibrahim, colaboraba como “almuédano” anunciando a los fieles, las horas de la oración y participaba en todas las fiestas religiosas e incluso tenía unas relaciones amistosas y muy cordiales con los otros credos religiosos, el judío y el mozárabe cristiano.
Salomón ben Moisés ibn Gabirol, Rabino de la Aljama, natural de Lucena (Córdoba), de familia sefardí, quien ejercía las funciones en la Sinagoga Monte Sion y era la autoridad máxima en la Aljama almiaregense. También tenía una amistad íntima con el Imán Ibrahim, y ambos colaboraban y asistían mutuamente a ciertas conmemoraciones religiosas entre los andalusíes y el sefardí.
Era fiel al Califa Abd-el-Rahman III y persona muy estimada por los miembros de otras comunidades religiosas, musulmana y “mozárabe” cristiana. Residía en el barrio sefardí, en la Aljama almiaregense, cercano a la Sinagoga.
Luciano Mela, natural de Arkanda (Arganda del Rey), de familia goda arriana, había sido diácono en su juventud en Toledo y posteriormente volvió a su tierra natal, trasladándose definitivamente a Campo de Almiareg, donde ejercía sus funciones de presbítero en la Basílica Santa Leocadia. Era la persona afable y con una gran facilidad de entendimiento con otros credos religiosos y también tenía una gran amistad con el Imán Ibrahim, con el Rabino, Salomón, formando un tándem con las otras tres religiones reveladas, expresadas en el Sagrado Libro “Alcorán”
Además de estos personajes relevantes en la vida social del Campo de Almiareg, voy a mencionar otros personajes pintorescos, que forman parte de la pasada historia almiaregense.
Justino León, de origen godo, pertenecía a la comunidad “mozárabe” cristiana y ejercía las funciones de peluquero en un lugar en la C/ Hégira, hoy C/Mercado.
Era hombre muy popular entre las gentes, profundamente religioso y colaboraba como sacristán con el presbítero a quien asistía en las funciones de culto. Gozaba de gran habilidad para relacionarse con las gentes de otros credos religiosos y participaba en entretenimientos comunes como en los juegos de damas y dados.
A veces participaba en los espectáculos taurinos, que desde entonces se iniciaban y era un gran jinete como recortador a caballo en festejos taurinos.
El destino, reencarnaría en la segunda mitad del siglo XX, otro personaje, Pedro Ranz, también peluquero de profesión, que describiré en otro epígrafe de este libro, persona grata y con una simpatía desmesurada quien tenía su local de negocio, en la misma calle, donde ejerció también la misma profesión.
Paulo Ochoa, de origen godo, también pertenecía a la comunidad “mozárabe” cristiana, de profesión alfarero, quien ejercía en la alfarería, propiedad del muladí, Jalaf Nuño ibn Yusuf y que estaba localizada en la C/Alfareria, hoy C/Tejera. Era persona alegre y amistosa y junto a sus hermanos Julio y Emilianus, trabajaban juntos en el mismo campo artesanal, formando una agrupación musical que utilizando el “laúd”, hoy el violín, deleitaban a los almiaregenses con sus tonos musicales, alegrando las fiestas locales y otros entretenimientos.
También ellos participaban en las conmemoraciones de las festividades religiosas en honor a Santa Leocadia, participando en las otras festividades religiosas de las otras comunidades.
Igualmente, el principio del eterno retorno, haria repetirse unos personajes similares, de idéntica profesión, en la segunda mitad del siglo XX, los hermanos González (Gabriel, Evaristo y Manuel) quienes, eran excelentes músicos por afición y que alegraban con su maestría en el uso del violín a los almiaregenses, en las festividades religiosas de Navidad y otras fiestas.
Ahmed al-Masudi, ben Mohamed, discípulo aprendiz del Imán Ibrahim a quien impartía sus clases coránicas, en la Madraza, junto a otros colegiales y era hijo del “almotacén”, quien le había educado con una disciplina ejemplar de respeto a la ley y a la tradición.
Era personaje que seguía fielmente las enseñanzas de su maestro, el Imán Ibrahim y es junto a èste, los personajes principales de la exposición de fábulas o cuentos, que concluyen con un mensaje moral, aludiendo en algunos casos, aleyas específicas del Sagrado Libro “Alcorán”.
Hoy, aún queda pendiente la reparación de los errores históricos y las comunidades, la sefardí, que tras la los cinco siglos transcurridos de su expulsión y la andalusí o morisca que también, después de su cuatro siglos, transcurridos de abandonar su patria, conservan actualmente su idioma español romance con la práctica cotidiana del “ladino” y el “andalusí” por ambas comunidades, respectivamente.
Ha llegado el momento del reconocimiento de su identidad hispana, con la opción voluntaria de recuperación de su nacionalidad a aquellos que lo deseen, que por visicitudes históricas adversas y demonios del pasado, sufrieron el injusto destino de la expulsión y del olvido histórico.
Fdo: Julio Reyes Rubio "Al-Mayriti"
6.5 PERSONAJES POPULARES DE LA VIDA SOCIAL
Personajes de leyenda de esta época, serán los que describo seguidamente, quizás reales o imaginarios pero que la tradición ha conservado como pura mitología y si acaso nunca hubiesen existido con los patronímicos usados, otros personajes ocuparon su lugar y merecen la gloria de usar su nombre y ser parte de la fantasía y del embrujo oriental de este pasado histórico de esta ilustre villa almiaregense
Entre los más destacados eran:
Khalet al-Kantouri ibn Hassan, almiaregense, Al-Ruwat o Recitador Cronista de la Medina, ya mencionado, hombre culto y erudito, de familia goda pero posteriormente muladíes o conversos
al Islam, quien en su juventud se había residido en Toledo y después en Al-kalá Nahar (Alcalá), trasladándose a Campo de Almiareg, donde regentaba un comercio de tejidos en la “alcaicería”. Formaba parte del círculo ilustrado de la villa y era personaje de amplios conocimientos en las artes y en las letras.
Publico las “Crónicas Almiaregenses”, hoy desafortunadamente desaparecidas, donde describía la vida cotidiana, monumentos, fiestas, costumbres, lugares de interés de Campo de Almiareg, en la segunda mitad del siglo IX.
Residió en esta Medina hasta su muerte y vivió los últimos años de su vida estimado y venerado por todos los almiaregenses.
Tareq Al-Battani, medico famoso, de origen árabe andalusí, nacido en Córdoba, donde cursó sus estudios de medicina y residió durante cierto tiempo, ejerciendo la profesión en Toledo. Tras la “Jornada del Foso”, por intrigas políticas su familia decidió tratarse a Mayrit (Madrid) donde residió durante su juventud y posteriormente por razones de salud fijó su residencia en Campo de Almiareg, lugar recomendado para el descanso o reposo, libre de la vida ajetreada de grandes Medinas.
Se le recuerda como un gran cirujano que practicaba la medicina como especialista en intervenciones quirúrgicas del oído y de la vista. Hombre muy respetado entre los almiaregenses y según la leyenda tenía un consultorio en la
Plaza del Emir Abd-el-Rahman II, hoy Plaza Palacio (Fig. 5)
Mohamed Al-Masudi, natural de Toledo pero familia procedía de Marraquez y pertenecía a la etnia berebere, ortodoxo islamista, había sido designado “almotacén” y controlaba el Zoco, el orden público y el cementerio. Era persona, fiel al Califa Abd-el-Rahman III y tenía una íntima amistad con el Imán, Ibrahim, con quien colaboraba en otras competencias.
Asimismo actuaba como “cadi” en los pleitos que se suscitaban por el uso del agua en la vega, como miembro del “Tribunal de las Aguas” que se celebraba trimestralmente a la entrada de la Mezquita.
Abd-el-Rahman ibn Hawqal, natural de Al-kalá Nahar (Alcalá), de familia siria, que habían acompañado al emir Abd-el-Rahman I, último superviviente Omeya, que se refugió en Marraquez, Marca donde procedía su madre y posteriormente se traslado a Al-Andalus y fundo el Emirato independiente de Bagdad.
Había participado en “razzias” contra los cristianos del reino astur- leones y posteriormente destinado a Mayrit (Madrid), se trasladó a Campo de Almiareg, tras un ascenso en la jerarquía militar. Y tenía la responsabilidad de dirigir el acuartelamiento de tropas, para vigilar las correrías de los cristianos del norte y la actuación de las Coras de Toledo y Zaragoza.
Ibrahim al-Quamad ibn Zaid, Imán de la Mezquita, hombre sabio y profundamente religioso, e impartía sus enseñanzas del Sagrado Libro “Alcorán” entre los adolescentes y enseñaba matemáticas, gramatica, fisica, humanidades, etc...
Era persona ortodoxa y por las funciones que desarrollaba era defensor a ultranza del Califa Abd-el-Rahman III, siendo crítico con las corrientes de “alfaquíes” que trataban de mediatizar las decisiones tomadas desde Córdoba. Se rodeaba de un círculo de personas afines, donde siempre estaba presente el “almotacén” y el “qadi”, jefe de la guardia.
Omar al-Sakati, de origen egipcio, de familia yemeni, sus ascendientes habían llegado Al-Andalus con la presencia musulmana y se establecieron en Córdoba y luego se trasladaron a Mayrit (Madrid) tras el motín de Saqunda, y aunque no eran musulmanes ortodoxos y no participaron, tenían amistades íntimas que había sido objeto de represalias por estos hechos.
Persona fiel de confianza al Imán Ibrahim, colaboraba como “almuédano” anunciando a los fieles, las horas de la oración y participaba en todas las fiestas religiosas e incluso tenía unas relaciones amistosas y muy cordiales con los otros credos religiosos, el judío y el mozárabe cristiano.
Salomón ben Moisés ibn Gabirol, Rabino de la Aljama, natural de Lucena (Córdoba), de familia sefardí, quien ejercía las funciones en la Sinagoga Monte Sion y era la autoridad máxima en la Aljama almiaregense. También tenía una amistad íntima con el Imán Ibrahim, y ambos colaboraban y asistían mutuamente a ciertas conmemoraciones religiosas entre los andalusíes y el sefardí.
Era fiel al Califa Abd-el-Rahman III y persona muy estimada por los miembros de otras comunidades religiosas, musulmana y “mozárabe” cristiana. Residía en el barrio sefardí, en la Aljama almiaregense, cercano a la Sinagoga.
Luciano Mela, natural de Arkanda (Arganda del Rey), de familia goda arriana, había sido diácono en su juventud en Toledo y posteriormente volvió a su tierra natal, trasladándose definitivamente a Campo de Almiareg, donde ejercía sus funciones de presbítero en la Basílica Santa Leocadia. Era la persona afable y con una gran facilidad de entendimiento con otros credos religiosos y también tenía una gran amistad con el Imán Ibrahim, con el Rabino, Salomón, formando un tándem con las otras tres religiones reveladas, expresadas en el Sagrado Libro “Alcorán”
Además de estos personajes relevantes en la vida social del Campo de Almiareg, voy a mencionar otros personajes pintorescos, que forman parte de la pasada historia almiaregense.
Justino León, de origen godo, pertenecía a la comunidad “mozárabe” cristiana y ejercía las funciones de peluquero en un lugar en la C/ Hégira, hoy C/Mercado.
Era hombre muy popular entre las gentes, profundamente religioso y colaboraba como sacristán con el presbítero a quien asistía en las funciones de culto. Gozaba de gran habilidad para relacionarse con las gentes de otros credos religiosos y participaba en entretenimientos comunes como en los juegos de damas y dados.
A veces participaba en los espectáculos taurinos, que desde entonces se iniciaban y era un gran jinete como recortador a caballo en festejos taurinos.
El destino, reencarnaría en la segunda mitad del siglo XX, otro personaje, Pedro Ranz, también peluquero de profesión, que describiré en otro epígrafe de este libro, persona grata y con una simpatía desmesurada quien tenía su local de negocio, en la misma calle, donde ejerció también la misma profesión.
Paulo Ochoa, de origen godo, también pertenecía a la comunidad “mozárabe” cristiana, de profesión alfarero, quien ejercía en la alfarería, propiedad del muladí, Jalaf Nuño ibn Yusuf y que estaba localizada en la C/Alfareria, hoy C/Tejera. Era persona alegre y amistosa y junto a sus hermanos Julio y Emilianus, trabajaban juntos en el mismo campo artesanal, formando una agrupación musical que utilizando el “laúd”, hoy el violín, deleitaban a los almiaregenses con sus tonos musicales, alegrando las fiestas locales y otros entretenimientos.
También ellos participaban en las conmemoraciones de las festividades religiosas en honor a Santa Leocadia, participando en las otras festividades religiosas de las otras comunidades.
Igualmente, el principio del eterno retorno, haria repetirse unos personajes similares, de idéntica profesión, en la segunda mitad del siglo XX, los hermanos González (Gabriel, Evaristo y Manuel) quienes, eran excelentes músicos por afición y que alegraban con su maestría en el uso del violín a los almiaregenses, en las festividades religiosas de Navidad y otras fiestas.
Ahmed al-Masudi, ben Mohamed, discípulo aprendiz del Imán Ibrahim a quien impartía sus clases coránicas, en la Madraza, junto a otros colegiales y era hijo del “almotacén”, quien le había educado con una disciplina ejemplar de respeto a la ley y a la tradición.
Era personaje que seguía fielmente las enseñanzas de su maestro, el Imán Ibrahim y es junto a èste, los personajes principales de la exposición de fábulas o cuentos, que concluyen con un mensaje moral, aludiendo en algunos casos, aleyas específicas del Sagrado Libro “Alcorán”.
Hoy, aún queda pendiente la reparación de los errores históricos y las comunidades, la sefardí, que tras la los cinco siglos transcurridos de su expulsión y la andalusí o morisca que también, después de su cuatro siglos, transcurridos de abandonar su patria, conservan actualmente su idioma español romance con la práctica cotidiana del “ladino” y el “andalusí” por ambas comunidades, respectivamente.
Ha llegado el momento del reconocimiento de su identidad hispana, con la opción voluntaria de recuperación de su nacionalidad a aquellos que lo deseen, que por visicitudes históricas adversas y demonios del pasado, sufrieron el injusto destino de la expulsión y del olvido histórico.
Fdo: Julio Reyes Rubio "Al-Mayriti"