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CAMPO REAL: EL FUTURO DE ESPAÑA...

EL FUTURO DE ESPAÑA

España tiene un futuro incierto por una razón fundamental que es la falta absoluta de “conciencia nacional” definida como un sentimiento colectivo, de índole espiritual en el que participa generalmente un pueblo, capaz de realizar algo sea empresa o destino común juntos.
La causa de su perdida es el particularismo y el cambio de mentalidad de la población, adoptando un sentido de vida hedonista y materialista, alejado de ideales sagrados de amor a su tierra o definitivamente a su patria.
La participación en el patrimonio activo de la patria no es sólo un derecho sino también igualmente un fundamental deber. ¿Como cumplir este deber? Se puede realizar de dos maneras, una en proyectarte en la vida publica de tu nación en la política a través de tu disposición para colaborar en el engrandecimiento de la patria y la otra en el ejercicio del trabajo en la profesión y en la creatividad familiar y personal de cada uno y diario ejercicio en la vida cotidiana.
La participación en la vida política debe ser siempre un derecho al servicio del país prestándolo mirándolo no en la conveniencia particular, no para sacar un provecho personal, sino exclusivamente al servicio del pueblo.
La otra forma de servir a España es el de participar en el patrimonio común de la patria, desde tu mesa de trabajo imaginando a España con un inmenso taller donde cada uno el maestro, el científico, el campesino, el militar, el artista, el letrado, el estudiante etc., todos participan en la obra común.
La desdichada guerra civil dejó una huella imborrable en nuestra sociedad durante los primeros años de la posguerra por los excesos cometidos por ambos bandos en conflicto y cuya autoría se la imputan unos a los otros, cuando en realidad fue un hecho más del enfrentamiento secular que se inicio por el cambio social de la sociedad liberal hasta nuestros días.
Recordemos tiempos pasados, donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social, participaba en actos colectivos como se refleja, el gran genio pictórico, Francisco de Goya, en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En referencia a otras guerras civiles como por ejemplo las carlistas un cronista manifestaba: “La España presenta hoy al mundo un cuadro sombrío y en extremo horroroso; sus hijos se despedazan y devoran con toda la fiereza y crueldad de un tigre; renuevan con admiración y espanto las escenas sangrientas y bárbaras de los tiempos de ignorancia y fanatismo y la carnicería inhumanos de las naciones más rudas y salvajes. Se ahogan en esta mal aventurada nación todos los principios de vida; se desquician los fundamentos del orden social, la sangre se derrama a torrentes y de un modo inaudito y arrastrada con violencia camina hacia una entera disolución y a desaparecer del número de las naciones.
Los extranjeros nos ven y unos nos miran a sangre fría, otros con inhumanidad despiadada se complacen de nuestra desdicha; otros se burlan de nosotros; muchos atizan la discordia; nadie nos ayuda de buena fe y los que más amigos se muestran se limitan a regalarnos sus mas estériles simpatías.
Esta situación triste y desesperada ha despertado la atención de españoles puros y generosos, que llevados del amor santo de la patria y movidos por el instinto de su propia conservación, sólo se acuerdan y tienen presente que todos somos españoles, todos hermanos y que todos formamos este cuerpo glorioso que nunca debió dividirse y por lo tanto es justo y debido despreciar las locuras del fanatismo insensato de unos y las miras de engrandecimiento, de ambición, de avaricia y de otras pasiones innobles que dominan y arrastran a los más bajo el mentido velo del patriotismo”.
El pensamiento de vida y salvación para la patria ha de hacer una sensación profunda a la gran familia española, visto el estado en que nos hallamos y los amargos desengaños que nos trajeron nuestros extravíos.
El clamor general de todo el que merezca llamarse español pide un término para tantos males; suspira por la tabla que nos salve de esta horrenda borrasca y pide sin rodeos un avenimiento y una juiciosa transacción entre los grandes partidos de la patria que dividen hoy a la nación.
Desde su creación España ha sufrido en varias etapas históricas hasta la actualidad de momentos penosos para su historia nacional estando en peligro su unidad y en trance de perderla y recordando a nuestro pensador D. José Ortega y Gasset en su “España invertebrada” opinaba que la desintegración, la ruptura de la unidad nacional se produce cuando se pierde la conciencia de que se está sirviendo a una empresa histórica común; entonces a esta idea nacional la sustituye la del particularismo y de este particularismo nace el regionalismo o sea la exaltación sentimental del amor al terruño, a la región por encima del amor a la nación de la que forma parte.
De estos regionalismos exacerbados era de los que decía en el siglo XVIII, el escritor Padre Feijo “su espíritu es todo carne y sangre y cuyo pecho anda como el de la serpiente siempre pegado a la tierra”. “No hay inconveniente añadía en mirar con ternura el humo de la patria, como el humo de la patria no se ciegue al que le mira”.
Y así de esta ceguera del regionalismo atizada por muchas causas nacidas todas del olvido de la empresa nacional viene luego el separatismo, en donde ya aquella embriaguez afectiva por el terruño se convierte en crimen y traición.
El mas grande pensador español del sigloXX D. Jose Ortega y Gasset decía: “Los grupos que forman una nación no conviven para estar juntos, si no para hacer algo juntos”.
De la misma forma yo personalmente dedico este panegírico a D. Jose Ortega y Gasset que dice: “España sobrevivirá sin Vasconia o Cataluña como sobrevivió Gran Bretaña sin Irlanda, Suecia sin Noruega, Holanda sin Bélgica y la Republica Checa sin Eslovaquia”.
Así el futuro de España no está desde luego en la construcción de la Unión Europea una Federación de pueblos de diferentes etnias, sin una uniformidad cultural, religiosa, histórica y con una historia pasada hostil (recordemos las dos Guerras mundiales del siglo XX, invasión napoleónica, Guerra de los Siete Años, Guerra de los Treinta Años etc.) unida por intereses comunes donde aflora el particularismo que dará al traste a este falso proyecto.
España deberá buscar otros horizontes y pensar en la agrupación de su familia con la inmediata unión al otro pueblo ibérico hermano, Portugal, constituyendo una Federación de Estados fundidos en una única nación: Iberia.
Como objetivo mediato será la fundación de una macro nación que “la Comunidad Ibérica de Pueblos” ya descrita en este ensayo.
Otros objetivos mediatos serán el fomentar nuestras relaciones amistosas y fraternales con el mundo islámico donde estarán los Estados del Magreb y los de Medio y Extremo Oriente con la idea de constituir una futura Confederación con el objetivo de establecer lazos comerciales (Mercado Común), desarrollo económico y social de los pueblos siempre con un escrupuloso respeto a la dignidad y soberanía de estos pueblos y a su pensamiento (Instituciones políticas, religiosas y sociales de esta civilización).

Julio Reyes Al-Mayriti