¡Oh Dios mío, Amor mío!
Tú me miras, Tú me sostienes y en ti vivo.
¿A quién temeré?
Mi voluntad es la de mi Señor y en él vivo por siempre.
Purifica, Señor, mi espíritu
Para que el último día pueda decir contigo y en tu presencia:
¡Gloria a Ti, Señor, Dios del universo!
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Mi espíritu se gloría en mi Salvador
Y mi alma descansa por siempre en mi Señor.