LLevo 30 años con mi segunda vivienda en
Cerceda (Las Praderas)y tengo un especial cariño a toda la zona como es lógico.
Ha cambiado muchísimo pero sigue siendo un sitio tranquilo. Lo que no me gusta es precisamente que los emigrantes se están quedando con el negocio de algún
restaurante y la verdad no hay quien coma su cocina, lo malo es que no avisan y cuando tu crees que son los de siempre te encuentras con una cocina fatal.
En LUTIN se come muy bien pero se ha puesto muy caro y la cocina ha
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