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Fuente del Lozoya. Calle Bravo Murillo, 49, CHAMBERI

Fuente del Lozoya.
Calle Bravo Murillo, 49.

La Fuente del Lozoya es una de las fuentes más bellas de Madrid, y a la vez, de las más desconocidas para la ciudadanía.
Salvando las distancias, a mí me recuerda a la famosa Fontana de Trevi (Roma). Al menos, se da un aire.
Esta fuente se inaugura en el año 1.858, y muy posiblemente sea el monumento más emblemático del canal de Isabel II.
En aquel año, Madrid contaba con apenas 250.000 habitantes, y 10 años antes, los ingenieros Juan Rafo y Juan de Ribera, siguiendo el encargo del ministro Juan Bravo Murillo, habían diseñado la traída de aguas del río Lozoya a Madrid.
El 24 de junio de 1858, la calle Ancha de San Bernardo era una fiesta, pues allí se inaugura la llegada del agua del Lozoya a Madrid. Un acto presidido por la reina Isabel II y el futuro rey Alfonso XII en lo que fue la inauguración del Canal de Isabel II. Ni qué decir tiene, que en aquellos tiempos, el tener un grifo en casa con agua corriente era todo un lujo reservado a muy pocos.

Y como homenaje al río que nos abastece de agua, levantan ese mismo año esta fuente. Se encuentra adosada a uno de los muros del Primer Depósito del Canal de Isabel II (antiguo Campo de Guardias. Una explanada donde años antes ejecutaban a los reos condenados a muerte).

La Fuente del Lozoya fue ideada por el ingeniero Juan de Ribera. En el centro se colocó una figura masculina alegórica al río Lozoya (obra de Sabino Medina), y de su cántaro se distribuye el agua a través de varios caminos de rocas hasta el estanque de forma semicircular.
Al río Lozoya lo flanquean dos esculturas de mujeres. En el lado izquierdo una alegoría de la Agricultura, obra de Andrés Rodríguez. En la parte derecha se levanta la alegoría a la Industria, realizada por José Pagnucci.

En 1977, el conjunto de los depósitos, fuentes y otras edificaciones del Canal de Isabel II, fue incoado como Monumento Histórico.

Deciros, que detrás de esa bonita fuente, se encuentra la Biblioteca del Canal de Isabel II, que está especializada en Hidráulica. Y aunque su acceso está restringido, es muy interesante.

Chamberí.

Un barrio con mucha historia.
Un poquito de ella:
Se dice que durante la ocupación de las tropas francesas de Napoleón en España, se formó un campamento militar en lo que actualmente sería la plaza Chamberí que ellos llamaron “Chambéry”, y que de ahí vino a tomar el nombre tan madrileño barrio.
Durante la Edad Media, las tierras que ocupan hoy en día el barrio de Chamberí pertenecieron a la Orden del Temple hasta su disolución a principios del siglo XIV. Posteriormente pasarían a formar parte del Consejo de Fuencarral. En esta época, estos terrenos estaban cubiertos de bosques y eran utilizados por miembros de la Corte para realizar cacerías. Esta situación perduró hasta el reinado de Carlos I, momento en el que se empiezan a talar los bosques convirtiéndolos en dehesas y posteriormente en tierras de secano y eriales, a excepción de algunas huertas cercanas a arroyos, como los de San Bernardino, la Castellana, Cantarranas y Maudes. Las huertas de Santa Engracia, Eloina y la huerta de España se explotarán hasta principios del siglo XX. Los principales cultivos eran el cereal y la vid.
En el siglo XVII, el 80 % de la tierra se reparte entre la Iglesia, los nobles, la monarquía.
Hacia finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX el sector agrícola pierde importancia y empiezan a aparecer las primeras industrias, entre las cuales destaca la dedicada a la fabricación de ladrillos y tejas. Es en este momento cuando empiezan a construirse las primeras casas para alojar a los trabajadores y se trazan paseos y arbolados. El ambiente de esparcimiento alrededor de estos paseos, propicia la aparición de quintas de recreo como la del Marqués de Santiago en la actual plaza de Chamberí.
En 1850, además de tejares y yeserías, ya había en Chamberí quince fábricas, entre ellas la Fábrica de Tapices, varias de productos químicos y las famosas fundiciones de Sandorf y de Buenavista. Por ello recibían sus vecinos el nombre de “chisperos”, eternos rivales en casticismo con los vecinos de Lavapiés, los “manolos”. Poco a poco se fue diversificando la industria, especialmente hacia las artes gráficas.
Tras la desamortización de los bienes eclesiásticos con Mendizábal, la mayor parte del terreno pasa a manos del Estado y de particulares, y este distrito entra en los diversos planes del famoso ensanche de Madrid durante los siglos XIX y XX.
El primer sector en ser totalmente urbanizado es parte del barrio de Almagro, en el sureste, conocido también como el Triángulo de Oro de Madrid. Se trata del área incluida entre la calle Génova, el paseo de la Castellana y el eje formado por las calles Almagro y Miguel Ángel. En este sector fijan su residencia gran parte de la aristocracia española. Actualmente esta zona alberga importantes sedes administrativas como el Ministerio del Interior, el Instituto de la Juventud, las embajadas del Reino Unido, Suecia, Filipinas, Alemania y Colombia. También el palacio del Defensor del Pueblo.
El siguiente sector en ordenarse es contiguo al Triángulo de Oro, y lo forma un trapecio limitado por la calle Génova al sur, el paseo de la Castellana al este, la calle de José Abascal al norte y la calle de Santa Engracia al oeste.
Paralelamente a este desarrollo se organizan los barrios de Trafalgar (limitado por la calle Sagasta al sur, la calle de San Bernardo-Bravo Murillo al oeste, la calle José Abascal al norte y Santa Engracia al este) y de Arapiles (limitado por la calle Carranza al sur, la calle Blasco de Garay al oeste, la calle Cea Bermúdez al norte y la calle Fuencarral al este).
A partir de 1920 se comienzan dos labores importantes: el traslado de los dos camposantos (de San Andrés y de San Martín), lo que permite el desarrollo de los barrios de Vallehermoso y Gaztambide. En los límites de Chamberí, también comienza la construcción de los Nuevos Ministerios y la Ciudad Metropolitana (Cuatro Caminos) en el norte y noroeste respectivamente. Tras la guerra civil se concluyen los Nuevos Ministerios, se construye y diseña el Parque Móvil Ministerial. A principios de los sesenta, se concluye la ordenación urbana del distrito con la construcción del Estadio Vallehermoso (en agosto de 2019, y después de doce años sin actividad, se inauguró el Nuevo Estadio de Vallehermoso), la Dirección General de la Guardia Civil, el Instituto Geográfico Nacional, y la Dirección General de Loterías. En los setenta se construiría la Escuela Oficial de Idiomas y la Delegación de Hacienda de Madrid.
Aunque construido originariamente para otros fines, en los años ochenta, el Tribunal Constitucional se trasladó a la calle Doménico Scarlatti, 6.