Un
pino gigantesco dio con sus ramas
en el suelo y se echaron a temblar
los cortijeros ante el ejemplar
inerte. A pesar de su impresión sana
se ha disuelto en madera y pronto en llama.
Nadie hubiera podido proclamar
flojera en su agarre reticular.
Era concentración, la fuerza en calma,
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