En
El Boalo existen cinco yacimientos arqueológicos documentados: tres de la Edad Media (localizados en donde ahora está la población) y dos necrópolis altomedievales, situadas entre El Boalo y
Cerceda. A pesar de esto, los primeros documentos históricos que se conocen son de mucho antes. Así, de
Mataelpino y Cerceda se sabe en un documento del año 1208, donde aparecen como pertenecientes al sexmo de Manzanares de la Comunidad de Villa y Tierra de
Segovia. El conocimiento de El Boalo es posterior, del siglo XV, fecha en la que figura en el libro Serranillas, una de las obras de Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (1398-1458): «Descendiendo Yelmo ayuso, contra Bóvalo [Boalo] tirando, en ese
valle de suso, vi serrana estar cantando».
En la Alta Edad Media, la zona de influencia del curso alto del
río Manzanares, conocida como Real de Manzanares, fue objeto de continuas disputas por parte de las Comunidades de Villa y Tierra de Segovia y
Madrid, que intentaban hacerse con el control de sus abundantes bosques y pastos.
Los litigios fueron resueltos en el siglo XIV por el rey Juan I de Castilla (1358-1390), quien cedió el territorio a su mayordomo, Pedro González de Mendoza. Desde entonces, El Boalo, Cerceda y Mataelpino quedaron vinculados a la
Casa de Mendoza y al Ducado del Infantado, junto con otros
pueblos guadarrameños.
En el año 1747, Cerceda recibió el título de villa y, en 1751, El Boalo y Mataelpino fueron definidos como
barrios de una única villa y concejo. En el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752, las tres localidades fueron censadas: El Boalo (núcleo) tenía entonces diez habitantes, mientras que Cerceda y Mataelpino contaban con veinte cada una. Sus principales
fuentes de subsistencia eran la
agricultura y la
ganadería.
Las tres entidades de población quedaron integradas en la provincia de Madrid en el año 1833, en el marco de la división de
España en provincias.
En el siglo XIX, surgió una nueva actividad económica, la cantería, al tiempo que las tres localidades quedaron constituidas en un único municipio. En los años sesenta del siglo XX, la extracción de
piedra experimentó un retroceso, ante la aparición de nuevos materiales de construcción, lo que provocó la emigración de muchos de sus habitantes.
En las décadas posteriores, se produjo un florecimiento de la economía del
pueblo, de la mano del sector inmobiliario, lo que supuso la urbanización de numerosos enclaves de su entorno.
BOALO (EL): v. con ayunt, en la prov., aud. terr. y c. g. de Madrid (7 leg.), part. jud. de
Colmenar Viejo (2), dióc. de
Toledo (20): SIT. a la falda de Somosierra, le combaten en general el viento N. y su CLIMA frío es propenso a calenturas intermitentes, pulmonías y dolores de costado: tiene 18
CASAS, tan separadas unas de otras, que no forman
calles; una de ayunt., cárcel,
escuela de instrucción primaria servida por un maestro con la dotación de 1,093 rs, una
fuente de buen
agua y una igl. parr. (
San Sebastián) aneja de Manzanares; confina el TÉRM. N. Mata el
pino; E. Manzanares; S. Cerceda, y O. Becerril; se estiende 1 leg. por O y 1/2 por N. E. y S. El TERRENO es pedregoso y de mediana calidad, brotan en él diferentes fuentes y le cruzan 3 arroyos llamados San Muriel, Herrero, y Caganches; este último atraviesa parte de la villa.
CAMINOS: los de pueblo a pueblo casi intransitables: el
CORREO se recibe de Colmenar Viejo, sin día señalado, PROD.: trigo, centeno, cebada y lino, se mantiene
ganado lanar, cabrío y
vacuno; cría
caza de conejos, liebres y alguna
pesca menuda. IND.: se dedican estos hab. en conducir piedra y carbón a Madrid,
COMERCIO exportación de los
frutos sobrantes, PORL.: 17 vec, 63 alm. CAP. PROD.: 378,283 rs. IMP.: 16,787. CONTR.: según el cálculo general de la prov. 9'65 por 100.
* Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España. Pascual Madoz, 1845.