Yo estuve en el año 1982, acompañando a mis padres, poco antes de que naciera mi hija Eva. Se rezó el
Santo Rosario, con la vidente Amparo y otros peregrinos. Al finalizar el mismo, pude ver
bailar el sol como jamás he vuelto a ver. Sin duda se trataba de algo sobrenatural que confirmaba que allí estaba pasando algo trascendental.
Jesús Fortea.