Pese a su austeridad y aparente frialdad, el
Monasterio de
El Escorial fue un símbolo del salto entre una
España medieval y otra moderna. Su
arquitectura, el mejor ejemplo del Renacimiento español y modelo del estilo denominado "Herreriano" o "desornamentado", no puede dejarnos indiferente. Felipe II y sus arquitectos, de acuerdo con su gran cultura humanista aprendida en sus viajes por
Italia,
Alemania y los
Países Bajos, contrapusieron el retorno al clasicismo
romano al desbordante plateresco de la época.