Al moverte por el interior de la basílica irás viendo nada menos que 40
altares comunes, cada uno con una pareja de
santos dibujada, donde de forma habitual tenían lugar celebraciones religiosas. La única forma de conseguir cerrarlo como el monarca deseaba era fabricando un sistema de empujes. Creando ocho anillos con forma de cuña, permitiendo que cada anillo exterior, se viese sujetado mediante presión, por el anillo interior que le sucede.