Su decoración de pinturas al fresco es notable; la caja de la
escalera presenta 14
arcos a la altura del piso superior. Cinco de ellos están cerrados y muestran paneles pintados. Pero la obra más considerable corresponde a Luca Giordano, que en por orden de Carlos II de fecha 31 de agosto de 1692 pintó el gran friso y la grandiosa
bóveda con su estilo grandilocuente y brioso, realizando una obra de extraordinaria belleza y técnica insuperable en el increíble tiempo de siete meses.