En ellas es donde se encuentra una vinculación directa con el Templo de Jerusalén, tan querido y respetado por Felipe II. Estas fueron encargadas a Juan Bautista Monegro en 1580 y están echas de granito y mármol de una cantera de la
sierra de
Madrid, también podrás observar que cada
estatua posee una serie de
adornos y atributos de bronce dorado.