Estas últimas finalmente fueron vividas por la hija del monarca, la infanta Isabel Clara Eugenia. Desde su habitación Felipe II podía seguir los oficios religiosos en la vecina Basílica en su oratorio y admirar los
jardines. Desde su despacho se regían sus extensos dominios sobre los que no se ponía el sol. Una de las estancias más representativas del
Palacio de los Austrias es la Sala de Batallas o Galería Real con la decoración pictórica renacentista de grutescos en el techo y de hazañas bélicas españolas en sus muros