El
monasterio fue el
refugio idóneo para un hombre como él, tímido e inseguro, además de frágil de salud. Allí se gestó la idea de armar la que iba a ser la escuadra más potente de su tiempo, la conocida como la “Invencible”, destinada a combatir la Inglaterra de Isabel I. Y hasta allí llegó el informe de la derrota en 1588.