Carlos IV, por su parte, remodeló el llamado
palacio de los Borbones y encargó a Juan de Villanueva la construcción de una espectacular
escalera de acceso. Precisamente en
El Escorial tuvo lugar uno de los momentos más delicados de su reinado, cuando a principios del siglo XIX apareció sobre el escritorio del rey una nota en la que se acusaba al príncipe heredero, el futuro Fernando VII, de tramar su derrocamiento.