Bajo el reinado de Carlos III, esta área fue habitada por los entonces Príncipes de
Asturias. Cuando estos ascendieron al trono, en 1788, como Carlos IV y María Luisa de Parma, decidieron mantener sus aposentos en la misma zona y no trasladarse a la «
Casa del Rey». Los nuevos monarcas encargaron una nueva escalinata de acceso al arquitecto Juan de Villanueva que fue terminada en 1793.