Los monjes y trabajadores aseguraban ver y escuchar los aullidos de un perro negro que se asemejaba a Cancerbero, el mitológico monstruo que protegía el acceso al Averno. En 1888 Ricardo Sepúlveda relataba en sus crónicas: …hay quien afirma haber visto al perro negro husmeando por los contornos del
Monasterio en épocas señaladas de la vida del Monarca…