Solo tengo buenos recuerdos de este sitio, yo sigo yendo aunque no muy a menudo ya que la casa es de mi tía y solemos ir a celebrar algún cumpleaños. Aquí pasé los mejores veranos de mi vida gracias a mis tíos. El sotanillo con Paco, el bar de Luciano con su maquina de discos en la que no paraba de sonar supertram mientras unas cuantas mesas se echaban órdago a pares o a juego. El Miguel y el Jabalí. La plaza con sus reñidos partidos de voley entre Virutas y Pirilas (yo jugaba en el Sprinter). Las fiestas con sus campeonatos de mus, de tute (yo una vez fuí subcampeón de tute con mi gran amigo Paco Corta) y eso que no teníamos ni puta idea, La Atalaya (a la que ahora ya no se puede subir), el apeadero, la calera, el puente rocondo, el camping, las fiestas, el concurso de disfraces, el baile, el cine que ponía Morales (gracias) y al que cada cual se bajaba su silla de casa, el primer y segundo molino, Isa, el señor Máximo con su pelo blanco arreglando siempre el camino de la calera o el Chopo (donde mañana iré a exparcir las cenizas de mi padre que falleció el pasado lunes) Un fuerte abrazo a los que de verdad han amado y siguen amando este incomparable rincón de la vida