"No quiero la vida más que para imitar lo más posible la de
Cristo", había escrito. Con este deseo, amó y practicó la pobreza heroicamente. Los carmelos que funda viva en pobreza radical, sin rentas, con
edificios pequeños, con trabajo manual para su sustento. Sus hijas la amaban, era tal el equilibrio, serenidad, caridad y delicadeza con todas. Su alegría estaba llena de paz, sin estridencias, siempre afable sin imponer su criterio, pedía siempre el parecer de las demás. Sus continuas enfermedades
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