Las tormentas tropicales tienen una circulación superficial definida y vientos sostenidos máximos de entre 17 y 33 metros por segundo (34 a 63 nudos, 39 a 73 millas/h o 62 a 117 hm/h). Al alcanzar este punto, las tormentas adquieren su distintiva forma ciclónica pero aún no muestran un ojo.