La madre fue la que descubrió la terrible tragedia: <<Manuelito>> flotaba en la piscina boca abajo y sin signos de vida. Al ser invierno en el hemisferio sur, el agua estaba fría y cenagosa, y cuando descubrieron al pequeño no había ondas en la superficie, por lo que se deduce que el chico ya llevaba varios minutos completamente inmóvil.
A las 15:45 el niño fue sacado de la piscina con el cuerpo rígido, amoratado, el vientre hinchado y los ojos “vidriosos”, signos típicos de un ahogado.
En torno a las 16:00 horas llegaron al Hospital de San Blas, donde el doctor Edgardo La Barba – médico de guardia – confirmó las sospechas de la familia. Manuelito presentaba ausencia de latido cardiaco y respiración, midriasis bilateral pupilar, y no tenía control de esfínteres.
A las 15:45 el niño fue sacado de la piscina con el cuerpo rígido, amoratado, el vientre hinchado y los ojos “vidriosos”, signos típicos de un ahogado.
En torno a las 16:00 horas llegaron al Hospital de San Blas, donde el doctor Edgardo La Barba – médico de guardia – confirmó las sospechas de la familia. Manuelito presentaba ausencia de latido cardiaco y respiración, midriasis bilateral pupilar, y no tenía control de esfínteres.